PRELUDIO A LA SIESTA DE UN FAUNO. CLAUDE DEBUSSY

Los nenúfares flotaban en el agua acompañando la siesta de Fauno, y el perfume de los mismos se evaporaba entre las brumas con la misma fugacidad con la que los colores de las hojas se tornanban amarillos. Azules, rojos, ocres.., como las

PEQUEÑO TEATRO

Cuando la primera luz de la mañana iluminaba los peldaños de la iglesia, Ilé iba a ver cómo las olas ser rompían en las paredes del muelle, y allí, entre el olor a salitre y el sonido de las bocinas de los

UNA MAÑANA EN ARCO

Las plumas teñidas de rosa que rodeaban los tobillos de la baronesa, se movían al son de los decididos pasos que ésta daba al dirigirse, junto al conservador jefe del museo que ya todos conocemos, allá hacia donde su olfato artístico quisiera

EL VIOLINISTA QUE VENDIÓ SU ALMA AL DIABLO

El público daba muestras de cansancio, pues el objeto de su expectación se demoraba en llegar, pero de  pronto, de una forma súbita y con la ceremoniosidad de un cadáver viviente, Niccolo Paganini irrumpía, cubierto por un oscuro manto y sobre un

LA TRAMPA DEL MAL

Aún no me había levantado de la cama, pero en unos minutos tendría que hacerlo. No sabía si había ocurrido de verdad pero me costaría mirarles a los ojos. El cuello me dolía. La angustia no me dejaba en paz. La vieja

EL HOTEL LOCO: CRISOL DE CULTURAS

Mi ambiciosa mirada escrutaba con paciencia cada uno de los sillares en los que la tenue luz de los focos incidía, con la expectación de toparme con una de esas ásperas marcas en las que el cincel del cantero había dejado tímidamente

CALDER Y LA MÚSICA DE LAS ESFERAS

Como árboles artificiales suspendidos en medio de la nada, las chapas de colores flotan en el espacio pendidas de alambres tan etéreos como las ráfagas de aire que se cuelan entre los mismos. Un leve soplo es capaz de poner en marcha

PIERROT LUNAIRE. ARNOLD SCHÖENBERG

El resplandor de la luna sorteaba las ramas aumentando la intensidad del blanco de su casulla, pero también logrando que las sombras creadas en cada uno de sus pliegues recreasen la ambivalencia de su alma. Con su enharinado rostro refulgente de

COPIA CERTIFICADA

Contaba William que durante una de sus estancias en Florencia, todos los días desde la ventana del hotel veía a una madre y a su hijo, de unos ocho años, caminando por la calle separados por unos cuantos metros. La madre siempre