Ya lo dijo Federico Fellini: “No voy a demostrar nada, voy a mostrarlo”. Y así hizo. En su película La dolce vita, reflejó la edad de oro de la sociedad italiana. A día de hoy, un pedacito de ese espejo captado
Roma, la cuna de la cultura latina, la ciudad eterna, escenario favorito en el mundo cinematográfico. ¿Como olvidar Audrey Hepburn en Vespa por su centro histórico (Vacaciones romanas, 1953) o la mítica escena del baño nocturno de Silvia en la Fontana de