Existe un debate amplísimo sobre si el arte debería clasificarse o no. De todos modos, una cosa está clara: a nivel de repercusión sociocultural en todo el mundo, los Oscar son la cima del cine cada año. Los premios más prestigiosos del panorama internacional acaparan toda la atención a medida que se aproximan, y las películas nominadas gozan de una enorme proyección y difusión mundial gracias a ello. De este modo, se puede concluir que son, en cierto modo, necesarios, al realizar una labor divulgativa fundamental. Los Oscar son el gran escaparate del cine de cara al mundo entero.
Otro debate interesante es el que se cierne sobre qué tipo de películas reciben nominaciones a los premios. Partiendo de que los galardones los entrega la Academia de cine norteamericana, es lógico que sean las películas estadounidenses -o, al menos, las de habla inglesa- las que las pueblen mayormente, del mismo modo que ocurre en Inglaterra con los BAFTA, en España con los Goya o en Francia con los César. Lo que sí que ha hecho la Academia a lo largo de los últimos años ha sido aumentar la cantidad de cintas de producción independiente nominadas a los premios más importantes. Esto ha sublevado a cierto sector -el más reaccionario, posiblemente- del público, que alega que solamente se las incluye como cumplimiento políticamente correcto de una cuota.
Es curioso como el mundo quiere que las cosas cambien cuando permanecen; y cómo quiere que permanezcan cuando cambian. Es la paradoja en la que se vive. De todos modos, la calidad del cine nominado a los Oscar prevalece. La edición que nos ocupa es un fiel ejemplo de ello.
Las películas
Siguiendo la tradición de los últimos años, esta edición son nueve las cintas que optan al máximo galardón. La variedad, como ya ocurría el año pasado, impera: la categoría está poblada por un drama romántico, un drama adolescente, una comedia negra con tintes dramáticos, un drama histórico, una película de terror, un thriller periodístico, una cinta bélica, un romance de fantasía y una película de Paul Thomas Anderson. Porque las películas de Paul Thomas Anderson son un género en sí mismo.
La gran favorita a llevarse el premio parece ser Tres anuncios en las afueras. La película de Martin McDonagh -que se quedó fuera de las nominaciones a mejor director- baja a las profundidades de América para contar el viaje emocional de una madre devastada por el dolor de la pérdida de su hija y sedienta de venganza. Sus victorias en los Globos de Oro y los BAFTA la avalan. Como su gran rival se erige La forma del agua, el fantasioso cuento de Guillermo del Toro sobre los indeterminados límites del amor y la belleza. La presencia del cineasta mexicano en la categoría de dirección le hace ganar puntos, pese a que la Academia parece haber desligado claramente estos dos premios durante los últimos años.
Por detrás aparecen varias películas. Aparece Déjame salir, la sorprendente ganadora del máximo reconocimiento en los Spirit Awards, unos premios que, a lo largo de los últimos cuatro años, han compartido triunfador con los Oscar. El terror racial de Jordan Peele se convirtió en un fenómeno de masas desde su estreno, allá por el pasado mes de mayo, y su reivindicación del cine de género parece no haber encontrado todavía su techo. Junto a ella aparecen Call Me By Your Name y Lady Bird, las dos grandes apuestas independientes del año.
Más atrás en la carrera aparece El hilo invisible, la última y magistral cinta de Paul Thomas Anderson, que se reveló como la gran sorpresa de las nominaciones al recibir nada menos que seis, tras estar prácticamente ausente en los Globos. El tiempo ha corrido relativamente en contra de Dunkerque, la epopeya bélica de Christopher Nolan que maravilló a la crítica en junio, con lo que sus opciones se han visto mermadas. La cola del grupo la conforman Los archivos del Pentágono, de Steven Spielberg, y El instante más oscuro, de Joe Wright. Casi nada.
Los directores
De los nueve directores cuyas películas optan al Oscar principal, cuatro se han quedado fuera de esta categoría. Ha sido el caso de Steven Spielberg, Joe Wright, Martin McDonagh y Luca Guadagnino. Los nominados, pues, quedan encabezados por Guillermo del Toro, ganador del Globo de Oro y claro favorito en todas las quinielas. Su imaginativo trabajo en La forma del agua lo ha aupado desde que arrasó con ella en Venecia. Con el paso de los meses han ido ganando enteros como sus competidores tanto Paul Thomas Anderson, por su minuciosa y cerebral dirección en El hilo invisible; y Jordan Peele, con su reinvención del género de terror.
Ello, sin embargo, no provoca que las opciones de Greta Gerwig, nominada por Lady Bird, sean menores. Gerwig se ha convertido en la quinta mujer en ser nominada para esta categoría en la historia de los premios -tras Lina Wertmüller por Seven Beauties, Jane Campion por El piano, Sofia Coppola por Lost in Translation y Kathryn Bigelow, que fue la única capaz de llevarse el premio gracias a En tierra hostil-. Tampoco las de Christopher Nolan, quien, aunque parezca mentira, debuta como candidato a este premio gracias a su espléndido trabajo en Dunkerque.
Los actores
El premio al mejor actor principal está este año más reñido que nunca. El altísimo nivel de los candidatos hace que la elección vaya a dejar, sea cual sea, cierto regusto agridulce en el espectador. A priori, el favoritismo recae sobre Gary Oldman, a quien su camaleónica conversión en Winston Churchill en El instante más oscuro podría valerle el Oscar que lleva buscando durante toda su carrera. Sin embargo, rivales de la categoría de Daniel Day-Lewis, que se despide del mundo de la interpretación encarnando de forma espectacular a un diseñador de moda plagado de fobias sociales en El hilo invisible; o Timothée Chalamet, una de las mayores sorpresas del año gracias a su papel en Call Me By Your Name, hacen que la victoria de Oldman no resulte tan evidente como en un principio podía parecer.
Junto a ellos tres aparecen también nominados, aunque en un escalón inferior, Daniel Kaluuya por su papel protagonista en Déjame salir y el eterno Denzel Washington, quien, con su novena nominación, da visibilidad a Roman J. Israel, Esq., la última y decepcionante cinta de Dan Gilroy, el director de Nightcrawler.
En lo que se refiere al mejor actor de reparto, la cosa tampoco está mucho más clara. Todo parece indicar que el premio se lo van a repartir entre Sam Rockwell y Woody Harrelson, ambos nominados por su participación en Tres anuncios en las afueras. Sin embargo, tanto Willem Dafoe (The Florida Project), como Christopher Plummer (Todo el dinero del mundo) y Richard Jenkins (La forma del agua) realizan papeles lo suficientemente potentes como para ser candidatos más que serios a arrebatarles el protagonismo. En este caso, el favoritismo está incluso mucho más repartido que en la categoría previa.
Las actrices
Al igual que ocurre con Oldman en la categoría masculina, todos los antecedentes apuntan a Frances McDormand como la más probable ganadora del Oscar a la mejor actriz principal por su papel en Tres anuncios en las afueras. La situación es, sin embargo, exactamente la misma que en el otro caso, y aquí el nivel global es incluso superior. Saoirse Ronan (Lady Bird) y Sally Hawkins (La forma del agua) presentan batalla con dos interpretaciones plagadas de sensibilidad y matices. Meryl Streep, que ya necesita cinco manos para contar sus nominaciones al Oscar, lo hace con otro portentoso papel en Los archivos del Pentágono. Y qué decir de Margot Robbie, reivindicada hasta la extenuación por su versatilidad al encarnar a Tonya Harding en Yo, Tonya.
El biopic de la patinadora tiene su principal oportunidad de agenciarse un premio, precisamente, en la categoría de mejor actriz de reparto. Allison Janney, encargada de dar vida a la madre de Robbie en pantalla, acumula todo el favoritismo en una categoría en la que rivaliza directamente con otra madre ficticia, la Laurie Metcalf que brilla en Lady Bird, además de con la severa y lacónica Lesley Manville, brillante en El hilo invisible. Un poco más a la zaga llegan Mary J. Bilge, por Mudbound; y Octavia Spencer, por La forma del agua.
Los guiones
El premio al mejor guion original es otro de los que llega al día de la gala totalmente abierto. Hasta tres películas comparten un favoritismo casi idéntico: Lady Bird, Déjame salir y Tres anuncios en las afueras, cuyos tres libretos están firmados por sus sendos directores: Greta Gerwig, Jordan Peele y Martin McDonagh. La categoría la completan La forma del agua, con un guion escrito por Guillermo del Toro y Vanessa Taylor, y la gran sorpresa de la nómina: La gran enfermedad del amor, coescrita por Kumail Nanjiani y Emily V. Gordon, que cuentan en la película la génesis de su propia historia personal.
La cosa está mucho más cantada en lo referido al mejor guion adaptado, y es que, a priori, todos los focos apuntan a que la adaptación de James Ivory de la novela de André Aciman Call Me By Your Name es la gran favorita para llevarse el galardón. Cabe resaltar que en esta categoría reside la única nominación a los Oscar de The Disaster Artist, película que triunfó en los Globos justo antes de que se destapase el escándalo sexual de James Franco, el cual sin duda ha perjudicado a la cinta en la carrera hasta aquí. Ambas comparten la nómina con Mudbound, Molly’s Game y Logan, que se ha convertido en la primera película de superhéroes de la historia en recibir una nominación al Oscar por su guion.
Animación y habla no inglesa
La supremacía actual de Disney -se han llevado tres de los cuatro últimos Oscar en liza- ha despertado al genio creativo de Pixar, que hace diez años funcionaba de forma casi dictatorial en los premios. Siguiendo la estela de Del revés hace dos años, Coco se postula como la indiscutible favorita para llevarse este premio. Con ella compiten Loving Vincent y The Breadwinner, dos propuestas independientes de altísimo valor artístico; además de Ferdinand y El bebé jefazo, las candidatas de Blue Sky y DreamWorks, que tienen mucho más de convencional.
La categoría de mejor película de habla no inglesa está, por el contrario, mucho más competida. Con sonoras ausencias como las de En la sombra (candidata alemana), Zama (por Argentina), 120 pulsaciones por minuto (reciente ganadora del César) o Foxtrot (representante israelí), la chilena Una mujer fantástica (dirigida por Sebastián Lelio) se mantiene como la principal favorita, seguida muy de cerca por la sueca The Square (de Ruben Östlund), ganadora de la Palma de Oro en Cannes, y la rusa Sin amor (de Andrey Zvyavingstev). Menos opciones tienen En cuerpo y alma, candidata húngara, y El insulto, procedente del Líbano.
La música
El nivel de las bandas sonoras nominadas este año es una cosa que asusta. Sin embargo, todo parece indicar que será Alexandre Desplat, por su fantasía musical en La forma del agua. Pero es que sus competidores no son otros que John Williams, por Star Wars: Los últimos Jedi; Hans Zimmer por Dunkerque; Johnny Greenwood por El hilo invisible y Carter Burwell por Tres anuncios en las afueras. Lo dicho: miedo.
El premio a la mejor canción no está tan claro. La crítica se ha volcado recientemente con Mystery of Love, la canción que Sufjan Stevens escribió para Call Me By Your Name. Sin embargo, los premios previos aúpan algo más en la escalera del favoritismo a Recuérdame, por Coco; y a This Is Me, parte de la banda sonora original de The Greatest Showman. Otra canción fantástica que ha recibido dicha nominación es Mighty River, interpretada por Mary J. Bilge en Mudbound. La categoría la completa Stand Up for Something, que aparece en Marshall.
Premios técnicos
Por planear ligeramente por encima de ellos, se puede decir que la mejor dirección artística va a ser una cosa que se compitan directamente La forma del agua y Dunkerque; que parece difícil que nadie arrebate a Blade Runner 2049 los premios a la mejor fotografía y los mejores efectos visuales; que El hilo invisible tiene casi asegurado no irse de vacío al ser la clara favorita para ganar al mejor vestuario; que algo parecido pasa con El instante más oscuro y el maquillaje y la peluquería; y que Dunkerque tiene todas las de ganar si se habla de montaje, montaje de sonido y edición de sonido. Por lo demás, que decida la suerte.