Del campo a la ciudad: El cambio de rumbo de Camille Pissarro

Rue Saint Honoré por la tarde. Efecto de Lluvia / El bosque de Marly de Camille Pissarro
Rue Saint Honoré por la tarde. Efecto de Lluvia / El bosque de Marly de Camille Pissarro

La vida y pensamiento del pintor dieron un giro de 180 grados y obras como El bosque de Marly o Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia son ejemplo de ello

Camille Pissarro (1830-1903) es uno de los pintores más destacados del Impresionismo. Su decisión de dedicarse a la pintura, a pesar de que su padre se opusiese a ello, demuestra la gran vocación de este artista de origen judío. Su pasión le llevó a reflejar a través de sus pinceladas paisajes al aire libre que han trascendido en la historia del arte por ser armoniosos e idílicos.

El Museo Thyssen- Bornemisza alberga algunos cuadros de Pissarro dignos de estudio y análisis por su belleza y particularidades. Entrar en una de las salas dedicadas al Impresionismo dentro del Thyssen supone sumergirse de lleno en este movimiento y su gran belleza, porque si de algo puede presumir el Impresionismo es de mostrar una realidad bonita, llena de colores y matices que buscan experimentar con la luz.

Camille Pissarro

Estas líneas se van a centrar en dos obras del artista que están dentro del museo y que demuestran que, a pesar de ser experto en pintar paisajes rurales, nada se le resistía. Probó con gran éxito también el hacer escenas de ciudades. De esta manera, El bosque de Marly (1871) y Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia (1898) son dos cuadros que muestran muy bien la polivalencia de este gran artista impresionista.

El bosque de Marly

Fue realizado en una pintoresca localidad a orillas del río Sena, cerca de Port-Marly. La docilidad de Pissarro para pintar los caminos y bosques de esta obra y cómo hace los efectos de luz dejan al espectador completamente absorto en el cuadro. Tanto es así que, si se entrecierran los ojos y se mira al centro de la obra, se puede ver a la perfección cómo el bosque y todos sus árboles crean un camino perfecto hacia el fondo, justo donde se encuentra el foco de luz principal.

Este paisaje rural tan especial lo pintó tras la guerra franco-prusiana. Es el camino del bosque del Château de Marly visto desde Porte du Phare con Mary-le-Roi al fondo. Las figuras que hay a lo largo del camino paseando y cómo las hojas de los árboles se funden a la perfección en este paisaje demuestran que el autor no solo conocía muy bien el espacio, sino que era capaz de captar su esencia y plasmarla por medio del pincel.

El Bosque de Marly de Camille Pissarro. Museo Thyssen Bornemisza

Rue Saint Honoré por la tarde. Efecto de lluvia

En contraposición a este exterior rural en la misma sala del museo Thyssen se encuentra Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia. Esta obra pertenece a una serie de quince obras que Camille Pissarro realizó en París desde la ventana de su hotel en la Place du Théâtre Français durante el invierno. Si bien es un autor asociado al paisaje, esta obra muestra su segunda cara y es que, en el fondo, parece que le diera igual un espacio u otro porque la versatilidad para plasmar cada detalle, desde luego no va ligada al lugar que pinta.

Por motivos de salud se tuvo que trasladar a la ciudad y, gracias a eso, pudo desarrollar obras distintas como esta, que han dejado de manifiesto que da igual dónde y que a Camille Pissarro ningún exterior se le resistió. En este caso, asomado desde la ventana de su hotel captó la actividad de una ciudad tan frenética como lo era y es París. En estas últimas obras fue un poco menos riguroso, dejó algo más de lado el puntillismo y abrió su paleta de colores a experimentar con tonos diferentes a los que usaba casi siempre en sus paisajes. Desde un punto de vista elevado no solo capta la escena, también el aire del ambiente y una realidad que hace que cualquiera pueda sentir que mira desde la ventana de ese hotel.

El cuadro destaca por jugar con numerosas formas gracias a los edificios rectangulares o a la fuente circular, pero lo que más llama la atención es, como su propio nombre indica, ese efecto de lluvia que hay en el suelo. El juego que hace Pissarro para que el suelo parezca mojado y los reflejos de luz que hay en él, son las características más llamativas de esta obra. Los carros, los viandantes con sus paraguas, la forma de las calles de ese París de finales del XIX, son reflejo de una realidad con la que Pissarro trató de experimentar. Si bien pudiera parecer que solo estaba ligado al paisaje, esta segunda cara del pintor demuestra que también quiso mostrar el fuerte contraste entre el campo y la ciudad en aquella época.

Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia de Camille Pissarro. Museo Thyssen Bornemisza

Pissarro, un artista lleno de matices

En ese momento de su vida el pintor francés se encontraba, ideológicamente hablando, acercándose al anarquismo. Por ello, no es de extrañar que muestre un mundo rural idílico, lleno de colores vivos y armoniosos frente a una ciudad lluviosa, frenética y algo más apagada en cuanto a colores.

Sin duda, dos caras de un autor que pasó de mostrar la naturaleza desde un entorno rural en perfecto equilibrio a realizar cuadros desde una ventana en París, alejándose de la escena y tratando de darle un punto de vista posiblemente más crítico, ya que su ideología cambió considerablemente durante los últimos años de su vida.

Eso sí, él mismo dijo que “el arte no solo está en los grandes museos, sino también en las calles y en la vida cotidiana”. Por ello, es importante saber apreciar en Pissarro la polivalencia y la capacidad de ver que arte no solo es un paisaje rural, también lo cotidiano dentro de una ciudad, que todas las realidades son únicas en sí mismas y que el mundo es, sin duda, un lugar lleno de rincones con matices.

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