‘Tres anuncios en las afueras’: hacer frente al dolor

Fotograma de Tres anuncios en las afueras

En Ebbing (Missouri), un pequeño pueblo ficticio del medio oeste de los Estados Unidos, una chica fue secuestrada, violada y asesinada. Jamás se encontró al culpable, y el caso pasó a engrosar la lista de sucesos sin resolver que, tras un gran reclamo mediático, con el paso del tiempo dejan de ser tema de conversación y de importar a la sociedad.

Pero no a sus seres queridos. Por eso Mildred Hayes, su madre, decide pasar al ataque, harta de la incompetencia de la policía, a la que acusa de estar centrada exclusivamente en torturar afroamericanos, y coloca tres carteles de gran tamaño, cada uno con una frase, en las afueras del pueblo. Un triple mensaje en el que cuenta lo que le sucedió a su hija, se pregunta por qué no ha habido ninguna detención y finalmente acusa al jefe policial Willoughby de no hacer nada. Luego, llama a la prensa para difundir su mensaje.

Así comienza Tres anuncios en las afueras, la última película del director anglo-irlandés Martin McDonagh. El tercer largo de este realizador, que comenzó su carrera en el mundo de la dramaturgia, luego pasó al cortometraje donde obtuvo el Oscar en 2004 con Six Shooter y posteriormente realizó Escondidos en brujas (2008), que le valió una nominación a dichos premios por su guion, y Siete psicópatas (2012).

Frances McDormand

En Tres anuncios en las afueras, McDonagh realiza con absoluta destreza un filme que se sitúa a medio camino entre el thriller, el western y la comedia, y que fluctúa entre escenas de violencia cruda y momentos totalmente cómicos. En él se nos presenta una historia de venganza, la de una madre, rota por el dolor, dispuesta a hacer lo necesario para encontrar la paz en su corazón; pero también se desarrollan paralelamente otras. Vidas corrientes de los diferentes habitantes de Ebbing.

El guion es una radiografía de la América profunda, donde el racismo y el machismo están a la orden del día y habitualmente no ocurre nada relevante. Hasta que sucede, y entonces se revela la verdadera forma de ser de sus habitantes. McDonagh tiene la gran habilidad de perfilar sus personalidades con precisión, y en ellos hay un denominador común: viven presos de un sufrimiento que les supera. En esta película no existen arquetipos, no hay héroes. Todos los personajes están llenos de aristas y de contradicciones. Es, en definitiva, un retrato perfecto de la naturaleza humana y las diferentes maneras de enfrentarse a las circunstancias adversas de la vida.

Tres actuaciones estelares

Los tres personajes principales, sobre los que recae el peso de la película son Mildred Hayes, el jefe de policía Willoughby y su ayudante, Jason Dixon, interpretados respectivamente por Frances McDormand, Woody Harrelson y Sam Rockwell.

Frances McDormand, ganadora de un Oscar en 1996 por Fargo, y cuya carrera ha estado prácticamente ligada a la actividad de su marido, Joel Coen, realiza una interpretación memorable. En el papel de una madre ruda, iracunda, superada por la pérdida y desecha de todo convencionalismo, rompe todas sus costuras y nos muestra una McDormand completamente desconocida. Su actuación le ha valido el Globo de Oro a mejor actriz de drama y se posiciona claramente como favorita para el Oscar.

Frances McDormand y Sam Rockwell

Sam Rockwell (Confesiones de una mente peligrosa, Moon, Siete psicópatas o Iron Man 2), menos conocido en la escena mediática que sus compañeros, es la grata sorpresa del filme. Gracias a su interpretación de un oficial de policía colérico, torpe, y racista, el actor norteamericano también ha sido galardonado con el Globo de Oro, en este caso a mejor actor de reparto. Woody Harrelson, su jefe en la ficción, un hombre de gran corazón y muy querido en el pueblo, completa la terna de actuaciones estelares y realiza su mejor papel desde su aparición en la primera temporada de True Detective (2014).

La excelente banda sonora de Carter Burwell es la guinda a una película que, de primeras, puede recordar a las de los hermanos Coen por su atmósfera y el humor negro, o a Tarantino por su violencia, de la que McDonagh se declara admirador. Sin embargo, el director anglo-irlandés ha sabido encontrar su sitio y crear algo propio de un envoltorio que, en principio, no parecía original. Su excelente guion e interpretaciones sitúan a este filme como uno de los mejores del año, ganador del Globo de Oro a mejor película dramática y firme candidato a alzarse con la estatuilla a mejor película en los Oscar. Desde luego, calidad tiene para ello.

 

Pablo Gugel

Periodista y Comunicador Audiovisual. Cinéfilo, melómano y amante del arte y la literatura.

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