Pocos directores pueden presumir de tener un sello propio. Tomaž Pandur es uno de ellos. El esloveno propone de nuevo, en el Fausto de Goethe, un lenguaje escénico personal con simbologías a veces complejas y ajenas al espectador. El público asistente al
¿Se podría intentar evitar ese despojo espiritual y permitir que fluya libremente el alma? El director teatral Daniel Veronese no quiere resolver la respuesta en Los hijos se han dormido, adaptación de La gaviota, primera de las cuatro obras del dramaturgo