El reparto es fundamental para que una película cuaje. Más allá de los personajes protagonistas, la mayor parte de las cintas no pueden funcionar sin contrapuntos, sin individuos que rompan el equilibrio y aporten color a la composición fílmica. Este año, en lo referido al panorama cinematográfico español, color es lo que ha sobrado entre las actrices de reparto. Encabezadas por el fenómeno de La llamada, las cuatro intérpretes candidatas al galardón (y muchas otras) son fundamentales para entender qué es exactamente lo que ha ocurrido en las salas de nuestro país en el pasado 2017.
Como acabo de mencionar, La llamada encabeza esta categoría con dos nominadas (Anna Castillo y Belén Cuesta), pero también cabe recordar la hilarante presencia de Gracia Olayo. Castillo y Cuesta están acompañadas en esta categoría por Adelfa Calvo (El autor) y Lola Dueñas (No sé decir adiós), aunque también cabe resaltar el fantástico trabajo de Núria Prims en Incerta glòria, el de Patricia Clarkson en La librería o el de Consuelo Trujillo en Verónica. Tan difícil lo tuvieron los académicos para elegir a las cuatro nominadas como lo tendrán ahora para seleccionar a la ganadora.
Adelfa Calvo: El autor
La que quizá parta con algo de favoritismo sobre las demás en esta categoría no es otra que la veterana Adelfa Calvo, por su espectacular rol en El autor, de Manuel Martín Cuenca. La actriz malagueña, de 55 años, arrancó su carrera interpretativa de forma tardía, obteniendo su primer papel (secundario) en un largometraje en 2010, cuando Alejandro González Iñárritu contó con ella para formar parte del reparto de Biutiful. Desde entonces, ha participado en varias de las películas españolas más exitosas de los últimos años, tales como Grupo 7, La voz dormida, La isla mínima o A cambio de nada, aunque nunca había contado con un rol tan relevante como el que le proporciona Martín Cuenca.
En El autor, Adelfa Calvo aprovecha al máximo su oportunidad y ofrece un trabajo deslumbrante, lleno de poderío. Junto a Adriana Paz (nominada a mejor actriz revelación), Calvo ejerce de perfecto contrapunto para el personaje de Javier Gutiérrez, encarnando a una mujer de mediana edad necesitada de cariño y de alguien con quien hablar. Su ascenso hacia el desquicio es frenético, y proporciona escenas tan inolvidables como la de su actuación en un karaoke. Un papel para recordar y, sin duda alguna, un precedente claro para que se le proporcionen más roles de esta importancia.
Anna Castillo: La llamada
Anna Castillo rompió con todo el año pasado ganando el Goya a actriz revelación con su papel en El olivo, de Icíar Bollaín. Desde entonces, su nombre aparece en todas partes. Esta intérprete barcelonesa de tan solo 24 años acumulaba, previamente, una trayectoria conformada por diversos papeles en televisión (a destacar su rol recurrente durante dos años en Amar es para siempre) y alguna comedia adolescente como Promoción fantasma. Buena culpa de su salto cualitativo lo tiene su participación en El olivo. Su consolidación, sin embargo, se la debe a La llamada.
En la cinta de Javier Calvo y Javier Ambrossi, Castillo encarna a una de las dos jóvenes en rebeldía que pasan el verano en un campamento católico. Su interpretación, como ya ocurría en El olivo, está cargada de energía y vitalidad, y se podría decir, de hecho, que es de la jovialidad que sabe imprimirle a su personaje de la que se origina toda la luz que cubre la película. El suyo es un personaje fundamental para comprender el discurso de la película, tanto que uno no tiene muy claro si la consideración de actriz de reparto se ajusta con precisión al caso que nos ocupa. De todos modos, una cosa está clara: con Anna Castillo ha nacido una estrella.
Belén Cuesta: La llamada
Si decíamos que es de Anna Castillo de la que parte la mayor parte de la vitalidad de La llamada, es de rigor afirmar que es de Belén Cuesta (Sevilla, 1984) de quien nace su fantástico vigor cómico. Cuesta, que también comenzó su carrera en televisión, obtuvo su primer papel en el largometraje Hierro, bajo la tutela de Gabe Ibáñez, mientras que sus primeros roles más o menos principales llegaron con Perro flaco, de Ernesto Martín, y La montaña rusa, de Emilio Martínez Lázaro, donde se destapó su facilidad para la comedia. Fue con el propio Martínez Lázaro con el que su nombre se propulsó a nivel nacional tras su papel en Ocho apellidos catalanes, y con Kiki, el amor se hace llegó su consagración. Su éxito rotundo en La llamada no hace más que confirmar lo que ya era evidente.
El papel de Milagros, la joven monja a la que interpreta Cuesta, al igual que ocurre con el que crea Anna Castillo, es profundamente simbólico y recoge en buena medida toda esa fragilidad que busca transmitir la película, esa rabia contenida y disfrazada. Es muy difícil olvidar la interpretación que ambas actrices realizan de Todas las flores, de Presuntos Implicados. Por encima de todas las cosas, sin embargo, lo que ha hecho Belén Cuesta en La llamada no ha sido otra cosa que evidenciar, una vez más, que actualmente es una de las intérpretes cómicas de referencia a nivel nacional. Muy poca gente genera tantas carcajadas con esa extrema sencillez y facilidad. Es algo suyo, algo natural.
Lola Dueñas: No sé decir adiós
Si hay alguien que no necesita presentación en esta categoría, esa es Lola Dueñas (Barcelona, 1971). Sin embargo, como lo hemos hecho con las demás, vamos a repasar sus grandes éxitos: irrumpió en el 98 con Mensaka, de Salvador García Ruiz; debutó con Almodóvar en Hable con ella; se alzó imperial en dos obras magnas del cine español como Mar adentro y Volver. En los últimos años, ha estado trabajando a medio camino entre España y Francia, convirtiéndose en una de las pocas intérpretes nacionales que alcanzan el mercado internacional.
Acaba de estrenar, además, la película argentina Zama, dirigida por Lucrecia Martel y nominada al Goya a mejor película iberoamericana. Ganó en Cannes con Volver y en San Sebastián con Yo, también. La de No sé decir adiós es su cuarta nominación a los Goya como intérprete. De las tres anteriores, triunfó en dos, ambas como actriz principal (Mar adentro y Yo, también), lo que la convierte casi de forma automática en una de las actrices más exitosas del cine español en el siglo XXI.
Sobre su papel en la cinta dirigida por Lino Escalera poco hay que añadir respecto a lo demás. Lola Dueñas trabaja siempre alcanzando un nivel de excelencia casi intachable. Su congoja retenida sirve como mecanismo de propulsión para que Nathalie Poza, la gran favorita a alzarse con el premio a mejor actriz principal, brille con luz propia. Algo muy similar a lo que hizo con Penélope Cruz en Volver. Dada la competencia, parece difícil que se alce como ganadora en esta categoría, pero eso, la categoría, es precisamente lo que le sobra a Lola Dueñas.