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Chus Gutiérrez: «La información sobre las drogas da libertad de elección»

Chus Gutiérrez (Granada, 1962) es una cineasta de larga trayectoria que ha tratado todos los géneros, del drama a la comedia pasando por el documental. En todas sus películas el tono es poco engañoso. Aborda los temas con claridad. Mucho más cuando se trata de un documental. Droga Oral es una apuesta personal de la cineasta sobre un tema que genera suspicacias. Su voz suena enérgica al otro lado del teléfono. Es una apasionada de su trabajo, eso está claro.

¿Cómo surgió la idea de la película?

Pues se lo debo a [la poetisa] Ajo, la verdad. Me habló de hacer una película similar a Sexo Oral pero con el tema de las drogas y me pareció una idea estupenda. Es un tema que siempre me ha interesado. Al tener hijos empiezas a preguntarte: ¿Cómo me enfrento yo a este tema? ¿La información que hay es veraz?

Hace 20 años, la granadina estrenaba Sexo Oral, cuyo planteamiento y forma eran similares a la película de la que charlamos. En esos momentos aún existían muchos tabúes para hablar de sexo. Hoy existen para tratar el tema de la drogra. ¿Fue más difícil para Gutiérrez encontrar gente para hablar de este tema? Su contestación es clara: «Hombre, hablar de sexo no te cambia la vida públicamente. Hablar de drogas sí. Aún así había gente muy militante. Personas que están a favor de la despenalización de las drogas. Gente consciente y con actitud. Aunque no es fácil hablar, por ejemplo, de la adicción. La gente une adicción a la debilidad. No es así. Es un 50% genética. También influye el empezar joven… Contar esas cosas no es fácil».

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Imagen usada para el cartel de la película

Me imagino que hubo gente que se negó a participar

En general fue fácil. La gente venía con actitud. Claro que hubo algunos que directamente dijeron que no y otros a los que esperábamos y no aparecieron.

Un diferencia con Sexo Oral es que en ésta sí que aparecen más personajes con trascendencia pública como la propia Ajo, Francisco Nieva o Topacio Fresh. ¿Les resultaba difícil por su popularidad participar en la obra?

Para nada. Piensa que Topacio, aparte de ser amiga, es una mujer libre. Ya ha roto muchos tabúes. Ha elegido su condición de transexual. En el caso de Paco Nieva, con 92 años se puede permitir decir lo que quiera sin que merme nada su prestigio. Todos eran conscientes de que el tratamiento no iba a ser sensacionalista.

Cuál es su postura ante la despenalización o no de las drogas. ¿Solo blandas o también las duras? Si es que se pueden distinguir.
Me hace mucha gracia esa distinción, sí. Para mí la droga más dura es el alcohol. Estoy a favor de despenalizarlas todas. Lo prohibido es negativo tanto para el consumidor, como para las adicciones, la salud pública… Se sigue drogando la gente a pesar de ello. He leído que los terroristas de París usaban unas anfetas para darse valor. Nos rodean. Legales y no legales. La gente ha de saber qué se toma. La información da libertad de elección.

«El cine no ha cambiado desde que yo empecé»

Para terminar, con toda su trayectoria, ¿Cómo ve la situación del cine actual?

El cine no ha cambiado desde que yo empecé. Sigue estando en crisis. Está cambiando todo. Hemos entendido lo que es la globalización. El grande se come al pequeño. Parece que solo hay sitio para las grandes producciones y eso genera empobrecimiento. Ahí está internet. Da libertad para buscar otras cosas. Pero no da dinero. Es más difícil producir. Pero nos tenemos que adaptar. No podemos parar el cambio.

David González Álvarez

Nací en León el mismo año que Sarah Ferguson se convirtió en duquesa de York y me gradué en Historia cuando Juan Carlos I abdicaba. Mis profesores me profetizaron un nefasto futuro lo que me convenció de que el periodismo era la salida perfecta. He trabajado en la Cadena COPE y Punto Radio y publicado artículos en revistas underground con seudónimos no reproducibles. Publiqué en 2010 el libro Esa bella mentira donde descubrí que la disección puede ser un género literaria perfecto. Escribo con la tele encendida, descubrí el intimismo el mismo día que aprendí a manejar una olla exprés y para mi futuro solo espero no acabar como un Kennedy.

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