Verónica Forqué y la muerte silenciada

Verónica Forqué
Verónica Forqué en una entrega de premios. ©Twitter

En la década de los 80 y los 90 hubo en España un nombre que fue sinónimo de éxito: Verónica Forqué. Moros y Cristianos (1987), de Luis García Berlanga; Bajarse al moro (1989), de Fernando Colomo; Kika (1993), de Pedro Almodóvar; o Pepa y Pepe (1995), de Manuel Iborra, fueron algunos de los trabajos que la alzaron como el rostro de la comedia de aquellos años. Con las irreverentes vidas de las que se apoderaba en cada una de sus interpretaciones, hizo de algunos de estos personajes auténticos iconos que aún perviven entre nosotros. Forqué gozó de talento y presumió hasta el último día de ese espíritu transgresor suyo que tanto la caracterizó. Ese último día llegó, tristemente, el pasado lunes, 13 de diciembre, cuando se quitó la vida en su piso de Chamartín.

Verónica Forqué, junto a Carmen Maura, tiene el récord de Premios Goya, con la friolera de cuatro galardones, uno de ellos por su actuación en El año de las luces (1986), de Fernando Trueba. Y comparte con Emma Suárez la rareza de obtener, además, dos Goya en una misma edición. Este honor se lo concedió una de las mayores joyas que atesora Fernando Colomo: La vida alegre (1987). Algo que resulta casi irónico, teniendo en cuenta el infierno con el que convivía internamente.

Parte del elenco de la película Bajarse al moro. ©Twitter

En los últimos años su descenso laboral, el divorcio de su marido (Manuel Iborra) y la seguida muerte de su hermano Álvaro, al que tan unida estaba, hicieron del camino una montaña rusa en la que Verónica se sostuvo a duras penas. Una profunda depresión le obligó a desaparecer temporalmente de las tablas y los cines, dos lugares a los que tan acostumbrados nos tenía a verla. Finalmente, la muerte de su madre, Carmen Vázquez-Vigo, hace tres años, supuso para ella el último episodio que detonó por completo su estado anímico y mental.

Recientemente nos lo hizo saber en ‘MasterChef Celebrity, su última aparición en pantalla, donde cada lunes descolocaba al público con comentarios, actitudes y comportamientos fuera de lugar que dispararon todas las alarmas. Tristemente, no se tuvieron en cuenta, tan solo desencadenaron mofas y odio entre los que veían el reality.

No lo supimos ver, y ella misma lo gritó. “No tengo buenas noticias. No me encuentro bien, estoy agotada. He luchado 10 semanas, ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. ¡Dios mío! Qué bien lo estoy pasando y qué lástima siento de no poder estar a la altura, pero es que no puedo, el cuerpo no puede. No puedo con mi alma. Volveré cuando esté buena”. Esas fueron las palabras de la Forqué al despedirse del jurado de ‘MasterChef’.

El suyo no es un caso aislado. En nuestra sociedad hay personas que llevan consigo, algunas en silencio, esta enfermedad. En los últimos años, esta situación se ha incrementado notablemente. Así lo corroboran casos como el de José Luis, de 70 años, quien asegura que fue consciente de su depresión “justo después de pasar uno de los peores momentos de mi vida, durante el cual empecé a tener ansiedad y mucho estrés por no saber gestionarlo”. O Sara, de 22 años, que en los últimos meses sintió la necesidad de acudir al psicólogo: “creo que no se valora lo suficiente por el simple hecho de que sigue siendo privado. Dejará de ser tabú cuando sea entendido como una enfermedad de primera orden”.

La actriz española en su paso por MasterChef.

Estel López López, graduada en psicología, reflexiona sobre el caso de Verónica Forqué y su repercusión: “su caso va a tener impacto, como todas las muertes mediáticas, y aunque es una situación muy triste, ojalá pudiera servir para que no fuera algo pasajero, sino para que hubiera un cambio en la percepción de estas enfermedades desde la sociedad”.

Sin embargo, la que se diera a conocer encarnando a la entrañable Cristal en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984), de Pedro Almodóvar, no es la única dentro de la industria del espectáculo, son muchos los actores y personajes del mundo de la cultura que sufren depresión.

La estrella de Física o Química (2008) reconoció recientemente ante Risto Mejide que desde los 19 años, y durante mucho tiempo en secreto, tuvo depresión. El ex líder de uno de los grupos de pop rock más famoso de los 2000 no se esconde a la hora de confesar llanamente que ir a terapia es su “paraíso”. El copresentador, junto a Patricia Conde, del programa de televisión que más risas provocó entre 2006 y 2009, se sincera en su último libro sobre su internamiento en un centro psiquiátrico.

Hablamos de Angy Fernández, que ahora tiene 32; Dani Martín, que actualmente se encuentra en plena gira de su nuevo álbum; y Ángel Martín, uno de nuestros máximos gurús de Twitter, son solo tres ejemplos de famosos —de una cada vez más cuantiosa lista— que han expuesto abiertamente a sus seguidores —a través de redes sociales o en medios— sus problemas anímicos y de salud mental, y que no dudan en hablar abiertamente sobre la importancia de acudir a terapia.

Anabel Alonso y Verónica Forqué en Kika. ©Twitter

Sin embargo, ¿continúa siendo la salud mental y el suicidio un tema tabú? Mariona Siles López, referente del programa Xarxa Joves de la Federació Salud Mental de Catalunya, sostiene que “hay menos reparos en cuanto al tema de la salud mental. Eso es algo que no podemos negar”, aunque añade que “esta evolución viene de la mano de las nuevas generaciones que nos encontramos en este momento de cambio tan brutal”. Aunque también añade que en edades más avanzadas, “criados en una época en la que la salud mental era algo tabú”, aún están “en proceso de cambio”.

En 1986 fue Irene en aquel año de las luces, a pesar de todas las sombras que guardaba. Ahora Verónica ha decidido dejarnos, pero para nosotros quedarán Irene, Pepa, Kika y todas las Forqués que nos regaló.

Raquel Pablo Alcalá

Graduada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Siempre entre páginas y acordes, y sin perder el sur como norte.

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