Entre las diversas enfermedades a evitar, propias de este Siglo XXI podemos encontrarno con el estrés, la sobreinformación, y las fotos de viajes de los amigos. Y es que, hoy en día, raro es quien no sale de viaje con una cámara digital. En el S. XVIII, sin embargo, los paisajes no se fotografiaban, se plasmaban en cuadros como los que ahora reúne la exposición de Caja Madrid en colaboración con el Museo Thyssen-Bornemisza: Arquitecturas Pintadas.
La exposición se organiza en varias partes: Las ciudades del Gran Tour (Roma, Florencia, Venecia, Nápoles, Madrid, París y Viena); Caprichos arquitectónicos y La poética de las ruinas; y aúna fondos venidos desde el Museo del Prado, hasta el Museo Nacional de Estocolmo, pasando por los fondos de la Colección Duquesa de Alba, o de la Biblioteca Nacional.
Oportunidad ésta, como ninguna, para hacer turismo sin salir de Madrid. Oportunidad inigualable de ver de cerca unos Canalettos que brillan con luz propia, y que son, sin duda, lo mejor de la exposición. Sus pinturas de Venecia nos trasladan al bullicio de la escena, formamos parte de la frenética actividad, y sentimos cómo las nubes reflejadas en el Campanile de la Piazza di San Marco nos quitan parte del sol.
Por desgracia, para estar en Venecia nos faltan las palomas. Como ocurre con la fotografía, la realidad es a veces tan hermosa que no puede ser plasmada por el mejor de los pintores y, después de un rato, no son más que arquitecturas pintadas, líneas de fuga y trucos de perspectiva. Seguimos en Madrid, y para colmo está lloviendo.
Pero, ah, qué delicia, mientras la ilusión dura, poder viajar sin moverse de la capital…