Por Celia Alario y Sara Otero
La compañía de teatro LaJoven, en colaboración con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), ha llevado los Teatros del Canal de Madrid la obra Un monstruo viene a verme.
Basada en la novela de Patrick Ness (Los demás seguimos aquí, fuego) y dirigida por José Luis Arellano, la obra retrata el duro duelo de la infancia y el miedo a la pérdida. La compañía de teatro LaJoven, en colaboración con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), ha llevado los Teatros del Canal de Madrid la obra Un monstruo viene a verme. Una historia que se estrenó en 2018 por The Old Vic de Londres y de la que el director Juan Antonio Bayona (La sociedad de la nieve, Lo imposible) no quiso perder la ocasión de llevarla a la gran pantalla en el año 2016, obteniendo numerosos reconocimientos, entre ellos 9 Goyas.
Esta adaptación teatral narra la historia de Conor, un niño de 13 años que enfrenta una de las pruebas más difíciles de la vida: la enfermedad de un familiar, en este caso su madre. A pesar de su corta edad, se ve obligado a asumir responsabilidades propias de un adulto, encargándose de las labores del hogar para sostener su entorno familiar.
Además de todo esto, el joven también debe lidiar con relaciones complicadas, tanto en su hogar como en la escuela. En medio de su angustia y soledad, es visitado por un monstruo que aparece de un tejo, quien le ofrece tres historias a cambio de una verdad.
De esta manera, la obra no solo es una representación de un adolescente enfrentándose al sufrimiento de un ser querido, sino que también plantea preguntas filosóficas sobre la vida, la muerte y el perdón. Los momentos más humanos y vulnerables del protagonista se mezclan con las historias fantásticas del monstruo, creando una atmósfera única donde la realidad y la ficción crean una sinergia de emociones que penetran directamente en el público.
Escenografía y actores
El elenco está formado por nueve actores y actrices, entre los que destaca Conor (Elisa Hipolito), el personaje del monstruo (Eduardo Aguirre), la madre (Cristina Bertol) o la abuela (Antonia Paso). A pesar de ser un escenario aparentemente sencillo, la obra consigue emocionar a los espectadores durante los 100 minutos de duración a través de un original juego de sillas, luces y cambios de vestuario. No obstante, el tejo del fondo, con pantallas por hojas y a modo de despertador, es uno de los engranajes principales de la escenografía.
La obra, a su vez, se nos presenta como una vía de concienciación acerca del cáncer ya que sigue siendo una de las principales causas de mortalidad tanto en el mundo como en España. Según REDECAN, en 2020 se diagnosticaron aproximadamente 18,1 millones nuevos casos de cáncer en el mundo (excluyendo los tumores cutáneos no melanoma) y el número de nuevos diagnósticos aumentará a 28 millones de casos nuevos al año para 2040.