Tortillas para modernos

Carta de la tortillería Flash Flash

Si ahora mismo dijera en alto la palabra ‘tortilla’, estoy segura de que a la mente de muchos llegarían escenas familiares en las que una madre o abuela entrañable nos deleita con un plato que siempre causa frustración cuando queremos imitar el milagro gastronómico que ellas consiguen.  Sin embargo, ya no son las únicas que conocen el secreto de cómo mezclar y agitar los huevos en la sartén.  Hace cuatro años que la tortillería Flash Flash se sumó a la moda de escoger una comida tradicional y reinventarla con un toque chic y vanguardista. Y la verdad es que no les sale nada mal.

Nada más entrar en su local de la madrileña calle Nuñez de Balboa el cuerpo se prepara para adentrarse en un ambiente de diseño minimalista. El blanco y el negro dominan las paredes del restaurante, repletas de imágenes de una alegre chica que parece querer fotografiar a todos los que estamos allí.

Un decorado que agrada a la vista igual que el menú al paladar. ¿Mi experiencia? Probé dos tortillas, la Margarita (hecha con harina, queso, leche y salsa de tomate) y la Campesina (con patatas y bacon), y el resultado lo resumí en tres adjetivos: esponjosas, tiernas y ligeras. Además, decidí darme un capricho y de postre tomé la tortilla Cala D’Or, una especie de crepe con chocolate y helado de vainilla, perfecto para endulzar la noche lo justo para no sentirte mal.Tortillería Flash Flash

¿Otra ventaja? No es muy caro, puedes comer bien por 20 euros o menos, aunque hablamos de ‘tortillas sofisticadas’, así que no te esperes esas de 6 centímetros de grosor que te preparaba tu progenitora. Eso sí, las de Flash Flash no tienen nada que envidiar a las de mamá y encima cuentas con el exquisito trato del personal, que sirve rápido (y eso que fui un sábado en el que el local estaba lleno) y cuenta con una amabilidad capaz de derrotar a todos los problemas de la rutina.

En resumen: la tortillería no consigue desbancar al tradicional plato de la abuela, pero lo elabora de un modo tan posh -en sentido no peyorativo- que merece la pena ir más de una vez. Al menos hasta probar todas las variedades de un clásico renovado que Flash Flash ha convertido en tendencia. Y es que nunca me había sentido tan cosmopolita al comer una tortilla.

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