Subjetividad en blanco y negro

Gotthard Schuh es uno de esos artistas que realmente ama lo que hace. En 1930 abandonó sus estudios como pintor para dedicarse a la fotografía. El naciente fotoperiodismo le permitió poner en práctica sus ideas plásticas. Ya en los años treinta abandonó esa nueva visión para meterse de lleno en el realismo poético. Más tarde comenzó a viajar por todo el mundo para retratar con su cámara aspectos de la vida cotidiana. La Fundación Mapfre de Madrid recoge ahora, y hasta el próximo 19 de febrero, una exposición centrada en los aspectos más interesantes de su vida profesional.

 

Tras interrumpir su carrera como pintor Schuh comenzó a dedicarse a la fotografía. Su iniciación en esta profesión coincidió con la nueva visión que se estaba experimentando en el mundo de la fotografía desde los años veinte. Se trataba de expresar los nuevos valores sociales y explorar una mirada distinta a la tradicional. Tras trabajar haciendo reportajes gráficos para la revista suiza Zürcher Illustrierte se mudó a París para escapar de la cotidianeidad. El ambiente y las gentes parisinas le dieron la oportunidad de crear fotografías expresivas llenas de misterio y de captar escenas callejeras centradas en aspectos de la vida cotidiana.

 Tras aquella etapa se centró en el fotoperiodismo exhausto. Contribuyó a fundar un suplemento en el que tuvo la oportunidad de publicar reportajes propios, resultado de sus viajes a Singapur, Sumatra y Bali. La exposición recoge las fotografías que nos relatan un viaje subjetivo. Schuh abandona el reportaje objetivo para mostrar imágenes de la naturaleza, de las fiestas populares y de la población de estos países. Se trata de poner el contenido poético y metafórico de las imágenes por encima del contexto histórico. De la unión de estas fotografías nace su libro Encuentros.

En una última etapa de la exposición nos encontramos con fotografías de otros fotógrafos suizos como Robert Frank y Jacob Tuggener, que, junto con Schuh, trabajaron en la asociación de fotógrafos Kollegium para revalorizar la fotografía como medio de expresión subjetivo.

Todas las fotografías de la exposición son en blanco y negro, un elemento destacable, ya que da a la imágenes mayor expresividad. Mientras que el color distrae la mirada, el blanco y negro hace que ésta se fije en otros recursos como la expresión de la cara y resalta mejor los contrastes.

La exposición acoge un total de 93 fotografías, junto a las 20 de sus coetáneos suizos, cuya expresividad es tal que consigue trasportarnos a aquellos años donde las guerras hacían mella en la sociedad. Schuh se olvida de la situación política y pone como protagonistas a las personas, sus rostros y emociones.

Tras más de 30 años dedicados en cuerpo y alma a la fotografía, en 1960 Schuh decidió volver a sus orígenes y coger de nuevo el pincel. Nos deja un legado fotográfico de gran calidad técnica y humana, recogido ahora en esta exposición.

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