‘Asesinatos e incendios, mis dos éxitos, mi sustento’, Weegee

Retrato-de-Weegee

Hasta el 5 de enero la Fundación Mapfre de Madrid presenta ‘Autopsia del espectáculo’, una exposición que recorre la trayectoria del célebre fotógrafo. Una obra conocida por su crudo realismo y la capacidad para capturar la esencia de la vida urbana.

Por Felipe López y Begoña Campos

Un cuerpo caído junto a una maleta abierta; la cruda imagen de un asesinato. Un travesti sonriente en un furgón policial; la fotografía de un preso. Divas neoyorquinas y mujeres de barrios populares; la esencia del espectáculo capturada en una imagen. Un beso de mujer y una imagen distorsionada; la fotocaricatura de Marilyn Monroe. 

El genio detrás de estos contrastes fue el fotógrafo Arthur H. Fellig, más conocido como Weegee (Zólochiv, Ucrania, 1899 – Nueva York, 1968). Considerado como uno de los pioneros del fotoperiodismo, Weegee se hizo famoso por ser el cazador de escenas insólitas en las calles de Nueva York entre 1935 y 1945: “Yo era experto en crímenes”, afirmaba en sus memorias. La exposición de su obra estará en La Fundación Mapfre de Madrid hasta el 5 de enero del 2025.

Retrato de Weegee
Retrato de Weegee

Una imagen en blanco y negro cuenta la historia de una muerte a través de la tiza; en el suelo, un rectángulo pintado en blanco, en un extremo se lee la palabra head (cabeza) y en el opuesto feet (pies), en el centro, un charco oscuro. Con la radio sintonizada en la frecuencia de la policía, este reportero era el primero en llegar a la escena del crimen.

Escenario del crimen
Escenario del crimen

Autorretrato de Weegee

Weegee tiene una extensa obra en la que dejó espacio para retratar aquel trabajo que suele permanecer invisible tras las cámaras, el del fotoperiodista. En concreto el suyo, no solo le servía para promover su imagen, sino que también para ofrecer una visión más amplia y profunda de su mundo. Lo muestra la fotografía del maletero de un Chevrolet Máster Delux de 1938 convertido en su mesa de oficina en Nueva York. Sobre ella, una caja de puros, una cámara fotográfica y una máquina de escribir. Mientras la mano de Weegee, que sobresale de un traje a rayas, redacta una primicia. “Siempre he sido más de hacer que de pensar” decía el fotógrafo.

Chevrolet Máster Delux de 1938 convertido en su mesa de oficina
Chevrolet Máster Delux de 1938 convertido en su mesa de oficina

De las víctimas a los criminales

Weegee no solo perseguía a las víctimas de los asesinatos, sino que esperaba a los presos en la comisaría, expectante ante el momento de bajar del furgón policial. Las reacciones tenían el mismo contraste que la fotografía del reportero: desde los que se cubrían la cara con sus sombreros para escapar del disparo del flash, hasta los que hacían eco de su sonrisa más amplia ante la cámara al bajar del furgón. Como decía el fotógrafo: “Para mí era un reto que los delincuentes intentaran taparse la cara. Aparte de destapársela en sentido literal, también destapaba toda la negrura de sus almas”. 

Travesti en el furgón de policía
Travesti en el furgón de policía

Pero no solo el crimen fue motivo de sus disparos de flash en la oscuridad de la noche, también lo fueron los “desvíos fatales”. Los accidentes de tráfico. En el siglo XX en Estados Unidos existía una fascinación por ver vehículos abollados. Weegee inauguró lo que se conoce como car crash convirtiéndolo en una seguida por artistas como Andy Warhol, David Cronenberg, J.G. Ballard, entre otros.

Los mirones

Como fotógrafo, Weegee no era el único que observaba estas escenas. Él mismo se aseguró de retratar a todos aquellos mirones, reflejando la sociedad de espectadores que plagaban las calles de Estados Unidos en aquella época. Su obra es una crítica al voyeurismo social y a la curiosidad morbosa por los acontecimientos cotidianos. Este comportamiento sigue presente hoy en día, los humanos como seres curiosos por naturaleza, capaces de identificar amenazas utilizando la observación como método de entretenimiento y escapismo de la monotonía. Permite, de cierta forma, experimentar con la mirada situaciones que no se viven personalmente.

En la propia exposición de la Fundación Mapfre se puede observar este fenómeno con todos aquellos que la visitan. Por ejemplo, un hombre frente a la obra de Weegee observa cómo los mirones miran. Está situado leyendo el texto escrito en la pared titulado: Los mirones, mientras contempla la fotografía titulada: Colegiales de Brooklyn mirando a un jugador asesinado en la calle.

Un hombre mira a los mirones mirar en la exposición
Un hombre mira a los mirones mirar en la exposición

Fotocaricaturas

Además de retratar escenarios frívolos y perturbadores decidió experimentar un lado más amable de este arte: los retratos caricaturizados. “Estaba cansado de gánsteres muertos en la cuneta con las tripas fuera, de mujeres llorando en incendios de casas de vecinos y de accidentes de coche […]. Me fui a Hollywood”, confesó Weegee. El propio Andy Warhol cayó en la diversión del fotógrafo dejándose distorsionar con su “lente elástica”. Jackie Kennedy, Elisabeth Taylor, Charlie Chaplin, Marilyn Monroe fueron más víctimas de su burla al star system

Fotocaricatura de Marilyn Monroe
Fotocaricatura de Marilyn Monroe

Blanco y negro de Weegee

La Autopsia del espectáculo recoge toda una obra con el contraste de temáticas en blanco y negro que caracterizó al fotógrafo de la época del sensacionalismo en Estados Unidos. Fotocaricaturas, accidentes de coche, espectáculo, gestualidad del arte, oscuridad y, como él describió: “Asesinatos e incendios (mis dos grandes éxitos de ventas, mi sustento)”.

La exposición invita a reflexionar sobre la divergente obra fotográfica de Weegee. Un trabajo en el que queda expuesto el contraste vocacional por fotografiar temas de marcada diferencia. Desde la muerte en crímenes, incendios y accidentes de tráfico hasta las distorsionadas fotocaricaturas de iconos mundiales. Un recorrido en blanco y negro por el lado oscuro de lo humano, lo burlesco del espectáculo, el sensacionalismo de la muerte, lo insólito de la vida cotidiana y la distorsión facial caricaturizada.

Redacción CJ

La redacción de Cultura Joven está formada por los alumnos del Máster en Periodismo Cultural, que desde 2007 recibe, cada año, a una nueva promoción

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