Primavera Club: crónica del sábado

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La noche era ya cerrada a las 7 de la tarde cuando Klaus & Kinski se alinearon en el escenario de la Nave 16 del Matadero de Madrid. En la cola para entrar al concierto, la gente se encogía en sus chaquetas y bufandas para retar al frío. Dos señoras mayores, muy elegantes, bien abrigadas y completamente desubicadas, se posicionaron en el último lugar de la fila. Intuyendo que algo iba mal, la más lanzada se dirigió al festivalero más cercano.

-¡Perdona, chico! ¿Es aquí la obra de teatro? -preguntó alzando la voz por encima de los primeros acordes de los murcianos.

-No, señora, esto es un festival de música indie.

– ¿Indie? Anda, Mari Carmen, vámonos de aquí que nos hemos confundido.

Viendo como retomaban el camino por el que habían venido, el chico se lamentó de no haberles seguido el rollo para que entrasen. Sus amigos se partían de risa.

Así se ponía de nuevo en entredicho la decisión de colocar un control de seguridad en la puerta de cada escenario, más aún cuando muchos espacios del complejo seguían con su programación habitual. Lo cierto es que, de haber entrado, Mari Carmen y su lanzada amiga quizás hubiesen disfrutado de la actuación de Klaus & Kinski, ya que su propuesta bebe en gran medida del folklore popular español. El sonido de canciones como ‘Carne de Bakunin’ o ‘Mama, no quiero ir al colegio’ podría haberles sonado familiar e incluso haberles hecho mover el esqueleto. Otra cosa es lo que hubiera pasado si aguantan hasta Los Punsetes.

Ni había mucho público ni éste estaba muy motivado durante el primer concierto del sábado. La evolución de Klaus & KInski en sus LPs es brutal (Herreros y fatigas es, sin temor a equivocarnos, uno de los mejores discos españoles del año), pero parece que Marina no es capaz de solventar sus problemas con la voz en los directos. Una auténtica pena porque desconecta bastante a la gente, que hacía corrillos para comentarlo. Aparte de eso, el grupo cumple porque hay canciones de sobra para ello: ‘Contrato’, ‘Rocanrolear’, ‘La pensión’ o la tierna ‘Ojo por diente’ no faltaron en el repertorio. Además, los punteos de Alejandro, marca de la casa, suenan tan bien como en tu iPod y el acompañamiento de violín eleva la actuación.

Al entrar en el recinto habíamos visto largas colas para pillar tickets de consumición. Pero verlas no es lo mismo que padecerlas. Medio concierto de Airbag lo sufrimos muchos en una agonizante espera por algo de beber para entrar en calor. Mientras, el cuarteto granadino ofrecía un trabajo directo y solvente que recuerda ligeramente a Los Flechazos. Las primeras filas del público se encendieron más que en todo el festival a pesar de que el grupo desentonaba un poco en la alineación hecha por Los Planetas. Pero se ve que tienen sus fans.

punsetesBien aprovisionados, nos preparamos para el siguiente concierto, los mejorados Los Punsetes de Una montaña es una montaña (otro discazo de 2012). Ya se ha hablado mucho de la forma en que encara Ariadna las actuaciones. IM-PA-SI-BLE. A veces es difícil hasta verla mover la boca. Pura actitud. Escucharla interpretar sus canciones ensombrecía aún más la actuación previa de Marina. La mayor parte del setlist que interpretaron pertenece a su último disco. ‘John Cage’, ‘Los tecnócratas’, ‘Mis amigos’ y sobre todo el single ‘Alférez provisional’ brotaron afilados y firmes a pesar de que el sonido empeoró en esta actuación. Mención especial las proyecciones, sobre todo la del videojuego OutRun (el del descapotable rojo y la rubia). No faltó un clásico como ‘Dos policías’ y ‘Tus amigos’ sirvió para acabar. El juego de guitarras del grupo funciona a la perfección.

Los nostálgicos esperaban que el concierto de Los Planetas recuperara su repertorio más pop. Hacía casi dos años que los granadinos no tocaban en directo y además no presentaban ningún disco. Por ello no tenían la necesidad de dar prioridad al flamenco. Pero parece que J ya no se siente cómodo cantando lo que componía hace 20 años.

No hay de que lamentarse. Cualquier concierto que Los Planetas es una experiencia, como dejaron patente en Madrid. Comenzaron con el repertorio más flamenco de los últimos discos como ya es habitual. Apenas iluminados en el escenario, en un segundo plano respecto a las alucinógenas proyecciones, el grupo desplegó un sonido envolvente y profundo. ‘La llave de oro’, ‘Romance de Juan Osuna’ o ’Si me diste la espalda’ fueron densas y emocionantes. Después el público conectó canción a canción a medida que iban apareciendo  ‘Santos que yo te pinte’, ‘Alegrías del incendio’, ‘Soy un pobre granaino’, ‘Devuélveme la pasta’ o ‘Reunión en la cumbre’.

En total fueron más de 20 canciones y seguro que a todo el mundo le faltaron una pocas de sus 5 favoritas. El fondo de armario del grupo es brutal, y demuestra la gran importancia de Los Planetas en la música española de los últimos 25 años. Sin embargo, la locura llegó con los bises. ’De viaje’ y ‘Un buen día’, en las que el personal enloqueció, dieron paso a ‘No sé cómo te atreves’ en la que Marina de Klaus & Kinski subió a acompañar a J para un momento mágico. Acabar con ‘Los poetas’ puede que no fuese la mejor idea pero el recuerdo de este gran concierto hará que echemos de menos al Primavera en Madrid. 

Lee aquí la crónica del Primavera Club del viernes

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