¿Realmente conocemos a nuestros amigos? ¿Alguna vez te has sentido rechazado por otra persona? ¿Crisis personal? ¿Te sientes perdido? Estas son algunas de las preguntas que se plantean los personajes de Una pistola en cada mano. Temas tan cotidianos como la soledad, la infidelidad o la necesidad del otro conducen el eje central de la nueva película del cineasta catalán.
Un total de seis historias aparentemente individuales que reflejan la vida misma: el vacío, la incapacidad de comunicarse y la importancia del pasado son un buen ejemplo. Bajo un título metafórico, Cesc Gay muestra los hombres tal y como son, sin complejos ni esterotipos. Se trata de un retrato de la figura masculina desde la sinceridad: volubles, frágiles e inseguros. Es una fotografía de los hombres cuando pasan los cuarenta, vistos como seres patéticos, incapaces de afrontar situaciones cotidianas, en comparación con las mujeres, fuertes y dominantes.
Sin adornos ni moldes cinematográficos prefijados, esta película destaca por su hábil argumento y fácil digestión, escondiendo grandes verdades. Mediante un ejercicio de ironía, rozando el drama y la comedia, Cesc Gay consigue sacarnos más de una sonrisa gracias al poder de la palabra: unos diálogos de lo más agudos con un humor muy sutil.
En definitiva, un relato costumbrista en el que más de uno seguro que se siente identificado. Como en sus anteriores producciones, Cesc Gay logra otra vez que todo suene a verosímil, con un reparto de actores de lo más asombroso.