Los vecinos de arriba, ópera prima de Cesc Gay (Barcelona, 1967) como autor y director teatral, es una comedia que versa sobre la crisis matrimonial que atraviesan Ana (Candela Peña) y Julio (Xavi Mira), cuya convivencia se caracteriza por la inapetencia sentimental, verbal y sexual.
El cineasta, premiado con el Goya por la dirección de Truman, se estrenó en las tablas hace un año con la versión original en catalán de esta obra: Els veïns de dalt.
Una noche, Ana decide invitar a sus vecinos a cenar a casa, Gloria y Brian, interpretados por Pilar Castro y Andrew Tarbet. Estos parecen gozar al máximo de una buena relación, e irán despertando en Ana y Julio, a medida que avanza la velada, el anhelo de asumir y paliar la guerra fría en la que se encuentra su matrimonio, hecho que se esfuerzan en ignorar.
La escenografía, a cargo de Alejandro Andújar, recrea a la perfección un piso decorado y presentado con el fin de impresionar a los vecinos: alfombra nueva y todo ordenado e impecable, al igual que Ana, que porta una blusa recién estrenada. Tanto ella como el estado de la casa carecen de naturalidad, rasgo que se acentúa en los primeros instantes de diálogo entre las dos parejas.
Julio, por su parte, no parece tener el más mínimo interés en proyectar una imagen de sí mismo agradable; el papel que interpreta de cara a los vecinos es el de una persona fría y segura de sí misma. La paradoja estriba en que, a medida que evoluciona la conversación con ellos, queda patente que Ana vacila menos a la hora de abrirse a unos completos desconocidos, mostrando sus debilidades y frustraciones de pareja, mientras que Julio permanece hermético.
En cuanto a la interpretación actoral, destaca Candela Peña en su debut teatral gracias a su naturalidad y calidad interpretativa. Consigue llenar los silencios de expresividad y recibe de sus compañeros de escena los diálogos con suma sensibilidad.
Picante y aparentemente estrafalaria, aunque basada en unos vecinos del propio Cesc Gay, Los vecinos de arriba es una obra que invita a limar prejuicios sexuales y a despertar de la monotonía; a no resignarse y a poner en tela de juicio las relaciones personales más estrechas de nuestra vida sin rendirse a la primera de cambio, pero huyendo de la comodidad del que arrastra un pesar, haciéndolo suyo.
Todo ello en clave de comedia, que arranca risas continuas en el público, o proclamas como la de aquella señora el día del estreno: «¡A mí también me gusta que me miren cuando estoy desnuda!»
Los vecinos de arriba.
Teatro La Latina.
Coproducción: Elefant, Pentación Espectáculos y Focus.
Hasta el 3 de julio.