La nueva ola de erotismo que nos invade

Nouvelle Vague

“Oye, que los chicos tocan bien y no se equivocan, ¿eh?”, recordó un amigo en un momento del concierto que Nouvelle Vague ofreció el miércoles en la sala Penélope de Madrid. Pero, con el despliegue de sensualidad y lentejuelas de las cantantes, a veces costaba apreciarlo. Y eso que fueron precisamente los músicos franceses Marc Collin y Olivier Libaux los que fundaron este proyecto, basado en resucitar éxitos de Joy Division, The Cure, New Order y otros grupos de la Nueva Ola, a golpe de algo cadente e íntimo que podría llamarse bossa nova acústica, aunque alcance subidones de energía y luz equiparables a los de un concierto rock. 

Nouvelle Vague 

Mareva Galanter y Liset Alea, las vocalistas actuales del conjunto, conformaron un ying yang de plata y negro -como sus vestidos-, y medias de rejilla que llenó el escenario. De la Polinesia francesa la primera, refinada, alta y curvilínea como una maniquí de los cincuenta, y cubana, aunque europea de adopción, la segunda, responsable de la parte más animal y burlesca del espectáculo, se enredaron con gusto en un juego de pareja más irónico que lésbico, pero aún así muy sexy.

A base de caricias mutuas, manos en la cintura, estrofas al oído y miradas felinas que –esto es una apreciación personal de la que escribe- debe costar mucho sequedad de ojos mantener, se ganaron rápido el favor del sector masculino de la sala, que estaba llena de parejitas, por cierto, porque la de Nouvelle Vague es, se supone, la música que a uno le gusta escuchar cuando…bueno, cuando le apetece. Las chicas del público sí se mostraron un poco más reticentes y una incluso le gritó a Alea “¡Que no se te oye!” durante una de sus susurrantes intervenciones en español. Pero Mareva y Liset son elegantes como ellas solas y ni lo escucharon.

Nouvelle Vague

Y de propina, una amiga de la banda, la española María Reyes, Miss España 1995 –sí, sí, han leído bien, por si faltaba distracción en el escenario van e invitan a una miss-, a la que se concedió el honor de interpretar ‘Dance with me’ (The Lords), uno de los covers más conocidos del grupo y, por tanto, esperadísimo momento del concierto, que quedó algo eclipsado porque no fueron ni Galanter ni Alea las ejecutantes.

Un espectáculo digno de ver y escuchar, y también de ser tomado con cierto sentido del humor, el mismo con el que Nouvelle Vague se toma esas canciones góticas y deprimentes de los ochenta que, con caricias musicales, transforma en la banda sonora de… bueno, de lo que a uno más le apetezca hacer.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.