El evento organizado por Centro de Creación Contemporánea Quinta del Sordo (CCCQS) y celebrado en la librería Elástica ha logrado en su primera edición algo más que llenar una sala: ha creado un espacio de encuentro para la creatividad independiente, donde artistas y público comparten la pasión por lo hecho a mano, lo alternativo y lo auténtico.
El pasado sábado 18 de octubre, el Centro de Creación Contemporánea Quinta del Sordo (CCCQS) celebró la primera edición de su Feria de Fanzines y Autopublicaciones en la librería Elástica de Madrid. Desde las once de la mañana, más de treinta artistas y colectivos ocuparon sus puestos y compartieron sus obras con un público curioso que se contaba por decenas, en un ambiente que mezclaba entusiasmo, descubrimiento y comunidad.
Moverse por la librería no era tarea fácil: el espacio estaba abarrotado de visitantes que hojeaban publicaciones, intercambiaban impresiones y compraban en los 36 puestos que, finalmente, formaron parte de la feria, casi el doble de los veinte que la organización había previsto inicialmente. “Todo lo que se expone es precioso, y la gente es muy maja, además de que se interesa y compra”, contaba Mónica Larrou, integrante del colectivo Pajarracas, que participaba por primera vez en una feria. Valoraba, además, el papel de la autoedición: “es una parte muy importante de las artes que está bastante olvidada, y un formato que permite acceder de forma cercana a artistas emergentes”.

Creatividad sin editoriales
El éxito del encuentro no fue casual. La filosofía de los fanzines —publicaciones autónomas, libres, alejadas de los cánones y los focos— encaja perfectamente con el espíritu del espacio organizador. “La idea de que cada uno hace lo suyo como quiere, con un poder de creatividad enorme e independiente de las editoriales, se parece mucho a la estética y al rollo ideológico que tenemos en el CCCQS”, explicaba Johnny Mayorga, uno de los principales impulsores del evento.
Según él, en un principio la feria iba a centrarse en los fotolibros, en línea con los numerosos talleres de fotografía que el espacio había acogido en los últimos meses. Sin embargo, la propuesta evolucionó de manera orgánica: a medida que más personas se apuntaban, la feria se convirtió en una miscelánea creativa, imposible de encorsetar. “Al final lo que une todo esto es que todo el mundo quiere crear, y todo el mundo tiene un potencial enorme. Y eso a la gente le encanta”, comentó.
“La valoración es muy positiva, tanto por parte de los expositores, que hacen un gran trabajo con muchísima ilusión y cariño, como por parte del público que se ha acercado”, concluía Johnny al cierre de la jornada. La buena acogida ha impulsado ya los primeros planes para una segunda edición, que promete llegar con algunas novedades. “Hemos aprendido mucho y queremos hacerlo más veces. No hacerlo a lo bestia y traer conciertos, pero igual sí hacer una pinchada en vinilo”, adelantaba.
La Feria de Fanzines y Autopublicaciones del CCCQS ha logrado, en su primera edición, algo más que llenar una librería: ha creado un espacio de encuentro para la creatividad independiente, donde artistas y público comparten la pasión por lo hecho a mano, lo alternativo y lo auténtico. En un momento en que la producción cultural tiende a lo digital y lo masivo, propuestas como esta recuerdan el valor de los formatos físicos, del contacto directo y del arte que se hace desde la libertad y el entusiasmo.
