Cuando en 1907 se le encargó al arquitecto Luis Bellido un proyecto para la construcción de un Matadero y un Mercado de Ganados de Madrid, era difícil intuir que más de un siglo después, ese mismo lugar cercano al río, se convertiría en una Casa del Lector. Sin embargo, no es hasta el año 2002 cuando la Fundación Germán Sánchez Ruipérez firma un convenio con el Ayuntamiento, en el que se ceden, por 50 años, las antiguas naves de degüello de ganado, la cochera y parte de los colgaderos para la creación de un Centro Internacional de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Lectura. Dirigido por el exministro de Cultura, César Antonio Molina, pretende fomentar la lectura del libro tanto en formato digital como en papel.
Para esta transformación se eligió la propuesta del arquitecto Antón García-Abril, que concibe el proyecto como conectividad entre personas, ideas, espacios y lugares. Se pretende que el lector, su protagonista, comprenda, valore, comparta e interprete el mundo a través de los libros.
Aquellos que se acerquen a este espacio comprobarán el fuerte contraste entre la fachada neomudéjar y el interior con espacios abiertos y de líneas limpias propio del siglo XXI.
Para Umberto Eco “La lectura es una necesidad biológica de la especie”. Pues bien: este ejemplo de arquitectura industrial constituye el emplazamiento idóneo para proporcionar una zona única de lectura y a la vez, recuperar una importante pieza cultural de un distrito que en los últimos años ha experimentado una sorprendente rehabilitación.