‘La biblioteca de los libros rechazados’, humor y misterio galo

En 1894, el San Francisco Examiner rechazó la que hoy es la obra de referencia de Rudyard KiplingEl libro de la selva, con la siguiente nota: “Lo siento, Sr. Kipling, pero sencillamente no sabe usted usar el inglés”. Poco tardó, en cambio, en convertirse en el primer británico que consiguió el Premio Nobel de Literatura. Historias como esta hay muchas. Millones de autores han visto cómo editoriales se han decidido a no publicar sus libros por diversas razones. Sin ir más lejos, C.S. Lewis, autor de Las crónicas de Narnia, obtuvo alrededor de 800 negativas antes publicar un texto suyo y Agatha Christie, autora de 79 novelas, estuvo cuatro años esperando que publicasen alguna de ellas.

la biblioteca de los libros rechazadosLos casos más significativos, en cambio, son los que David Foenkinos (Paris, 1974) menciona en su última novela: La biblioteca de los libros rechazados. Tal y como narra el autor francés, incluso Marcel Proust vio como En busca del tiempo perdido era rechazado por una prestigiosa editorial. Lo mismo le ocurrió a John Kennedy Toole que murió sin ver ninguno de sus libros publicado. Fue su madre quien logró que, al fin, fuera editado y ganara de forma póstuma el premio Pulitzer por La conjura de los Necios.

Bajo esta premisa se construye la nueva novela de Foenkinos. Después de obtener la fama con La delicadeza y el reconocimiento con Charlotte (ganó el Premio Renaudot y el Goncourt des Lycéens), el escritor francés vuelve a introducirse en el mundo editorial con una obra en la que el protagonista es, precisamente, un manuscrito. El que una joven editora y su novio escritor encuentran, estando de vacaciones en Crozon (Bretaña), en una biblioteca que recoge todos los libros que han sido rechazados. Como si fuera un lugar de peregrinaje que recorren los autores con su obra incomprendida. Lo más sorprendente no es que encuentren en ella una verdadera obra maestra, bajo el nombre de Las últimas horas de una historia de amorsino que haya sido escrita por un tal Henri Pick, un pueblerino que jamás leyó un libro y que regentó hasta su muerte una pizzería con su esposa Madeleine.

Foenkinos narra, a partir de entonces, una comedia satírica, ágil y fuera de lo convencional en la que no faltan notas de misterio (muy edulcorado) y romanticismo. Detalla la eventual ceguera editorial y sus particulares injusticias e intereses cuando la obra de Pick se publica y obtiene un éxito desmesurado. La editora, su novio, la viuda de Pick, su hija y un periodista acabado que cree que no es más que una estrategia de marketing para convertir el libro en un best-seller se van turnando de forma coral para conocer de primera mano sus puntos de vista.

Aunque la narración de Foenkinos es hilarante en muchos momentos, quizás es su estructura la que genera cierta lejanía con el lector. Organizada en multitud de pasajes cortos, La biblioteca de los libros rechazados se centra en escenas muy concretas que parecen ejemplificar el modus operandi de los personajes implicados y hacen avanzar la historia todo lo que el autor quiere. Y ahí, quizás resida el principal inconveniente de la novela, en utilizar la parte por el todo. Porque esa descripción-narración que Foenkinos realiza de forma episódica es escasa e insuficiente para la construcción de un imaginario colectivo de la obra. La voz omnisciente, su predilección por contar (más que mostrar) y las notas al pie de página, incluidas por el propio escritor, que interrumpen la lectura y, en ocasiones, incluyen aspectos más determinantes que los incluidos en el texto principal, tampoco ayudan a que se sienta empatía por alguno de los protagonistas. Todo ello conforma una obra en la que Foenkinos reinventa, una vez más, su escritura de manera rotunda, pero, no hace más que un recorrido superficial metaliterario perdiéndose en subtramas innecesarias que enredan el relato y ralentizan su lectura.

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