Sergio López-Rivera entra en la selecta lista de galardonados obteniendo la estatuilla por su trabajo en La madre del blues
Hacía mucho tiempo que no se escuchaba un nombre español en la gala de los Premios Oscar. La última vez había sido en 2009, a Penélope Cruz y entregado, casualidades de la vida, por la última chica Almodóvar, nada menos que Tilda Swinton. Doce años después, y esta vez no en el Dolby Theatre de Hollywood sino en la Union Station, un nombre español volvió a salir de la boca del presentador: Sergio López-Rivera.
Vale, puede que entre medias lo ganase otro español, Alexandre Espigares, pero ni Espigares nació en Alcobendas (de hecho es luxemburgués de nacimiento aunque tiene ambas nacionalidades) ni su nombre sonó muy español en palabras de Matthew McConaughey. No así el de Sergio López Rivera, que ha pasado a ser el último español en obtener el ansiado galardón gracias a su trabajo en La madre del blues. El maquillador, nacido en Sevilla, criado en Santander y curtido en Los Ángeles desde los 19, ha pasado a formar parte del selecto grupo de artistas que han salido de España y obtenido la estatuilla. De hecho, con su Oscar a mejor maquillaje se ha convertido en el número 17 de esta lista, donde comparte sitio nada menos que con Amenábar, Almodóvar, Bardem o la propia Penélope Cruz.
No fue ninguno de los mencionados el encargado de inaugurar el palmarés, sino Antonio Mateos y Gil Parrondo, quienes hace precisamente 50 años lo lograron gracias a su trabajo en la dirección artística de Patton. Tanto fue así que, solo un año después, Parrondo repitió con el Oscar a mejor diseño de producción, esta vez junto a otros dos compatriotas, Antonio Castillo e Yvonne Blake por el vestuario en Nicolás y Alejandra, cuya buena parte del rodaje transcurrió precisamente en Aranjuez.
Los 70 abrieron la veda y a la vez fueron durante mucho tiempo la década más prolífica de ganadores del Oscar, al menos hasta que ya aparecieron los mencionados anteriormente, Almodóvar (premio a mejor película internacional y a mejor guion), Amenábar y el matrimonio Bardem-Cruz. Sumado a los premios que cosechó El laberinto del fauno por parte española, los 10s son hasta la fecha, la década dorada del cine español en los Oscar que, con el premio a López-Rivera por La madre del blues, regresa a la senda de la victoria.
Las películas, el mayor fuerte en las nominaciones
Más allá de los ganadores, uno podría pensar que el baluarte de España en estos premios ha sido la dirección artística por Gil Parrondo o el maquillaje por López-Rivera, pero nada más lejos de la realidad. Con una abrumadora diferencia sobre el resto de categorías, el principal fuerte siguen siendo, como no podía ser de otra manera, las propias películas. Nada menos que un total de 20 largometrajes han obtenido al menos la nominación al Oscar a Mejor película internacional (antiguamente conocido como Película de habla no inglesa).
En ese apartado, la década prodigiosa fue sin duda los ochenta con un total de 6 nominaciones, la mitad de ellas gracias a José Luis Garci que fue a la postre quien obtuvo el galardón en 1983 con Volver a empezar, el primer triunfo en la categoría. No obstante, es evidente que la fortaleza ha ido decayendo con el paso del tiempo, pues en los últimos quince años solo una ha logrado ser seleccionada entre las cinco que habitualmente compiten por el premio: Dolor y Gloria, de Pedro Almodóvar. Habría que preguntarse a qué se debe este descenso y cómo solucionarlo, si fomentando esa fuga de talentos a Hollywood o apostando desde la Academia por otro tipo de films para presentar (este año fue La trinchera infinita), pero eso mejor dejarlo para otro día.
