Generación perdida, sin valores, sin principios, sin trabajo y sin gusto musical. Una descripción breve de cómo muchos siguen percibiendo a la juventud actual. Sin embargo, y aunque nos cueste poner en práctica la teoría, bien es sabido que no debemos generalizar. Porque hoy en día también hay jóvenes que luchan día a día por encontrar su generación, por defender aquello en lo creen, por ejemplo, la música.
Uno de estos jóvenes es Álvaro Domínguez. Pianista y compositor, este sevillano de 24 años ha puesto música a múltiples proyectos cinematográficos, acompañado a cantantes y musicado obras teatrales, ha impartido clases y no deja de recibirlas. No le falta un ápice de profesionalidad, y muchos quisieran tener la experiencia con la que él cuenta.
En su Facebook, links a vídeos de Vetusta Morla y a actuaciones del pianista Brad Mehldau, se mezclan con comentarios políticos o una activa defensa por la mejora de las Enseñanzas Artísticas Superiores en nuestro país.
Esta noche, Álvaro cantará en el Auditorio Nacional formando parte de la Excelentia Choral Academy; en el concierto que la Fundación Excelentia organiza como colofón final a su taller con Eric Whitacre.
Whitacre, compositor y director americano, es conocido sobre todo por sus coros virtuales, que dirige y mezcla online; además de ser una de las voces más importantes del panorama coral mundial. En el concierto se interpretarán no sólo sus obras (incluyendo Songs of Immortality, estreno en España) sino también del neoyorkino Aaron Copland, quien, en palabras de Álvaro, “es el compositor que dio identidad a la música clásica americana.”
Sin duda, una oportunidad para ver (mejor dicho, para escuchar) a una personalidad en el panorama de la música clásica actual, que no está, como muchos creerían, muerto, desvalorizado ni, mucho menos, perdido. La generación de Álvaro bien puede ser la prueba de ello.