Irene Cuadrado: “Quiero estar en una exposición porque mi pintura se lo merezca, no por el hecho de ser mujer”

Artista Irene Cuadrado

A propósito de la polémica exposición del Museo del Prado Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideologías y artes plásticas en España (1833-1931), hablamos con la artista Irene Cuadrado sobre el papel de la mujer en el arte.

Esta pintora madrileña, que ha tenido como maestros a Alex Kanevsky, Antonio López, Golucho y a Vincent Desiderio, entre otros, es una de las figuras artísticas más relevantes de nuestro país. Fiel defensora de la lucha contra las desigualdades, que no de la discriminación positiva, ha llegado a rechazar premios a la mujer e invitaciones a exposiciones feministas por considerarlas perjudiciales en esta lucha. “No quiero tener esos privilegios por el único hecho de ser mujer, quiero conseguirlos porque mi pintura se lo merezca. Si alguna vez no he logrado entrar en una exposición es porque no me merecía estar, pero no por mi sexo”. Actualmente participa en la exposición colectiva Eros, tu cuerpo como excusa del Museo Europeo del Arte Moderno (MEAM) de Barcelona hasta el 13 de diciembre.

Pintora Irene Cuadrado
La artista Irene Cuadrado pintando en su estudio

Tras una serie de intentos vanos por conectar el micrófono del Zoom, todo sea dicho, conseguimos comenzar la entrevista. Irene sonríe, está abierta a cualquier pregunta que pueda hacerle, tiene a sus espaldas un pesado bagaje que la impide titubear. Coge su cerveza, enciende un cigarro y, con él entre los labios, me dice “¡cuéntame!”, así que eso hice.

[CULTURA JOVEN:] ¿Considera necesarias este tipo de exposiciones para reclamar el papel de la mujer en el arte?

[IRENE CUADRADO:] Si las artistas que exponen son buenas sí. Hacer exposiciones en las que, por el hecho de ser mujer, se mete calidad que no es la adecuada es terrible, y pasa muy a menudo. Lo importante es que tu obra, a base de esfuerzo, se gane un hueco en ellas, porque, de no ser así, estaríamos restando capacidades a la mujer de llegar a los mismos lugares que el hombre por su propio mérito. Cuesta mucho luchar por reconocimiento en el arte y es muy fácil subirse al carro del feminismo barato para conseguirlo. Hacer las cosas de manera extremista al final lo único que consigue es crear un círculo cerrado de personas que llegan a la fama únicamente por seguir esos ideales.

[CJ:] Entonces, ¿cómo cree que deberían de estar diseñadas?

[IC:] Han de ser exposiciones mixtas, en las que hombres y mujeres expongan sus obras con total libertad. Como todas ellas han debido de pasar el mismo control de excelencia no van a desmerecerse las unas a las otras. Pienso que si de verdad quisieran hacer algo por la mujer harían exposiciones de artistas vivas, seleccionando a las mejores representantes de cada disciplina, tal y como han hecho en otras ocasiones con hombres. Meter pinturas mediocres de otras épocas por el único hecho de ser de autoría femenina es una medida de cara a la galería, solo sirve para lavar la cara a tu institución.

[CJ:] ¿Piensa que sigue existiendo el techo de cristal, es decir, una limitación velada del ascenso laboral de las mujeres dentro de las organizaciones?

[IC:]¡Por supuesto! Desgraciadamente en todos los sectores siguen dándose casos de mujeres que son rechazadas por el único hecho de ser o de poder potencialmente ser madres. Es algo por lo que hay que seguir luchando.

Cuadro Montón de perros de peluche de Irene Cuadrado
Montón de perros de peluche. 180×60 cm. Óleo sobre tabla entelada. Año 2019.

[CJ:] ¿Cuál es el momento de su carrera en el que se ha sentido más discriminada?

[IC:] Sin duda alguna el día en el que me dijeron que no pinto como una mujer. ¿Es que una mujer pinta de algún modo? No, no estoy de acuerdo. ¿Eso significa que lo hago bien y por eso no parezco una mujer? Es que es terrible.

[CJ:] ¿Qué solución ve al reconocimiento por sexo y no por calidad artística?

[IC:] Siempre me he sentido muy reconocida por mis compañeros pintores, aunque, infelizmente, creo que por el hecho de ser mujer aún más. Si pudiese volver atrás en el tiempo creo que optaría por marcarme un Banksy, es decir, ser una artista anónima que pinta lo que libremente desea y que obtiene reconocimiento únicamente por su valía artística. Las redes sociales han ayudado en esto, porque en ellas no hay color que nos determine, sólo el impacto visual que producen nuestras imágenes, lo que, por otro lado, es un inconveniente al no ser el arte algo plano. Esto, en el fondo, marca tendencia en el modo de pintar, logrando únicamente la fama los que sigan estos requisitos, quedando en penumbra otros más delicados. En este mundo, artistas como Morandi o Carmen Laffón no tendrían seguidores. Esto nos deja ver la necesidad de tener criterio con lo que consumimos cada día en segundos y borramos de nuestra mente en el mismo periodo de tiempo, porque si no vamos a conseguir que la pintura se convierta en algo sin materia. ¿Tienes que entrar por todas estas cuestiones, aceptarlas y asumirlas, aunque no estés de acuerdo?, porque, de ser así, ¿dónde quedo yo? Claro, en todo esto hay gente que traga y gente que no, hay quien tiene escrúpulos o amor propio y quien no.

[CJ:]  En la actualidad está participando en la exposición Eros del MEAM, que pretende hacer tributo a la sexualidad como libido natural de cada ser humano, con un autorretrato de su cuerpo desnudo, ¿ha recibido alguna crítica por ello?

[IC:] No, lo más chocante que me dijeron es que estaba llena de cuerpos desnudos de mujer, a lo que yo respondí que, por lo menos en mi caso, había tenido la suerte de elegir pintarme a mí misma. No es lo mismo que un hombre tenga a la mujer en el arte como referencia o modelo y la represente a que yo dé el paso de pintar mi cuerpo. Eso sí que me parece súper feminista, yo me pinto desnuda por mi propia voluntad, sin idealizaciones. Es tremendo que vaya al Prado y que el único cuadro con el que me sienta identificada sean Las tres Gracias de Rubens, y que, encima, estén pintadas así por seguir la moda de la época, es decir, por un ideal. Cuerpos de todo tipo siempre los ha habido, así que el hacer todo lo posible para acabar con los cánones de belleza establecidos es, a mi forma de ver, un modo de estar comprometida con la causa feminista.

Cuadro "Autorretrato en la sombra" de Irene Cuadrado
Autorretrato en la sombra. 180×180 cm. Óleo sobre tabla entelada. Año 2020.

“Chicas, no desayunéis mucho que vamos a comer pronto”, avisa Irene a sus hijas cuando las escucha abrir el paquete de las Oreo. Es toda una madraza, está atenta a todo lo que pasa en su entorno. Sus hijas se van cabizbajas porque son conscientes de que sienten un hambre de esos que no se puede aplazar. Irene ríe, “seguimos”, me dice.

[CJ:] ¿Ha influido su desempeño como ama de casa a la vez que artista en la temática y atmósfera de sus obras?

[IC:] Sí, absolutamente. Al final pintamos como somos, por lo que, si estoy todo el día cuidando de mi familia y poniendo lavadoras, lo que voy a representar es mi cotidianidad, de ahí que decidiese realizar un tributo a la olvidada pero respetada diosa del hogar en mis Frisos para Hestia. Mi madre, mis hijas y mi marido son lo más importante de mi vida, así que no hay nada más bonito en el mundo que tratar de dejarles un testigo de la manera que los miraba. No sé si con esto voy a conseguir más o menos seguidores, pero no me importa, pinto para mi propio disfrute y el de los que me quieren. En mis cuadros también trato de representar la idea o el concepto de pintura que me han dejado de poso mis maestros o ídolos artísticos, pero no su estilo, al igual que hizo Francis Bacon con el Retrato del Papa Inocencio X de Velázquez.

Cuadro Exceso de Irene Cuadrado
Friso para Hestia I. 300×0,75 cm. Óleo sobre tela entelada. Año 2019.

[CJ:] ¿Es consciente de la pérdida de poder que está sufriendo el arte en la actualidad?

[IC:] Totalmente, es una pena que el arte haya dejado de lado su carácter beligerante. La obra de Carlos Granés Salvajes de una nueva época habla perfectamente de esto. Cuenta cómo la política ha terminado cogiendo del arte sus happenings y performance. El artista siempre ha sido un luchador contra las injusticias del mundo, contra los poderes establecidos y sus abusos, pero ahora se ha visto desposeído de su influencia en el cambio al ser relegado a un segundo plano por los políticos. En esta época, el arte se ha vuelto dócil y políticamente correcto por el hecho de que el artista no va más allá de vender sus cuadros para poder vivir tranquilamente.


Como ya se estaba oliendo que llegábamos al final, y que todos los finales de entrevista suelen ser comprometidos, se prende un nuevo cigarro, le da una larga calada, y me mira con ojos atentos. ¡Qué gran mujer!, hasta el final me ha hecho sentir cómoda, entre cigarro y cigarro mi seguridad aumenta, así que me tiro a la piscina con la última pregunta.

[CJ:] ¿Cree que el mercado del arte actual tiene parte de culpa en todo esto?

[IC:] Muy a mi pesar, sí. El mercado del arte se ha convertido en un circo, no hay una preocupación por las cosas bien hechas. Al final, triunfan los que, sin conocimientos de arte, desarrollan una buena idea, saben venderla y conocen a personas, entre ellas comisarios, que los escuchan. Ahora, no les preguntes nada fuera de lo formal, que no te lo sabrán contestar. Espero que en un futuro no se les recuerde, por el bien del arte. Del mismo modo deseo que desaparezcan los comisarios de arte que capan a artistas por sus propios gustos o preferencias artísticas, porque crean una masa de “olvidados” tremenda.

Natalia Sales Ramos

Historiadora del Arte con aspiraciones a Periodista Cultural

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