Isabel Quintanilla y el arte de lo cotidiano

Homenaje a mi madre (1971), Isabel Quintanilla
Homenaje a mi madre (1971), Isabel Quintanilla

El Museo Thyssen inaugura la exposición monográfica de una de las figuras fundamentales del realismo contemporáneo

“Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel, o en un cajón”, canta Joan Manuel Serrat en Aquellas pequeñas cosas. La canción habla de los recuerdos, de la memoria, de los pequeños momentos que marcan y se guardan para siempre. En su caso, la artista Isabel Quintanilla (Madrid, 1938) los plasma en un lienzo y de eso trata la nueva exposición del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

Desde el 27 de febrero y hasta el 2 de junio se puede visitar El realismo íntimo de Isabel Quintanilla, la exposición monográfica de una de las figuras fundamentales del realismo contemporáneo. La muestra reúne 90 obras de toda su carrera, incluyendo sus pinturas y dibujos más destacados, muchos de ellos no se habían visto nunca en España.

El realismo íntimo de Isabel Quintanilla

El museo propone un recorrido por el universo de la artista, protagonizado por sus objetos personales y su entorno. En sus pinturas, la intimidad de sus viviendas y talleres cobran vida a través del realismo de sus pinceles. Sin embargo, estos objetos y escenarios personales, en realidad, podrían ser de cualquiera, y es precisamente este punto de cotidianidad lo que apela directamente a las emociones del espectador, provocando que los sienta como propios. 

La selección de pinturas abarca desde La lamparilla (1956), la obra más antigua que se conserva, hasta Bodegón Siena (2017), la última que entregó a su galerista poco antes de fallecer. Se presentan a través de seis secciones temáticas y cronológicas en las que se suceden bodegones, interiores, paisajes y jardines.

Destacan también los homenajes a su madre con pinturas como Homenaje a mi madre (1971), en el que el protagonismo recae sobre una máquina de coser, pues al morir su padre en un campo de concentración en Burgos, su madre trabajó como modista para sacar adelante a ella y su hermana.

Isabel Quintanilla forma parte de un grupo de artistas conocido como los realistas de Madrid que vivieron y trabajaron en la capital en los años 50 y a los que les unía tanto su formación y trayectoria como relaciones de amistad. Algunos de estos pintores son Antonio López, los hermanos Julio y Francisco López o María Moreno.

La propia realidad puede ser un arte en sí misma. Si Serrat reivindica «las pequeñas cosas» como aquello que perdura, Quintanilla plasma en sus lienzos la emoción de lo cotidiano. “Yo veo la realidad y me produce una emoción tan grande que la quiero pintar”, decía la pintora.

Paula Pardo Luz

Quiero vivir en los cuadros de Sorolla. Coldplay es mi banda sonora y La La Land mi imperio romano

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