Van Gogh, las pinceladas de una vida

La Noche Estrellada, Van Gogh (1889)
La Noche Estrellada, Van Gogh (1889)

Nomad Museo Inmersivo en Madrid presenta una experiencia sensorial que profundiza en la historia detrás de los colores, formas y trazos de la obra del artista

Separar al Vincent persona del Vincent pintor es una tarea prácticamente imposible. Desde sus primeros años en Países Bajos creó un vínculo irrompible entre sentimiento y arte, soledad y pinceles, amor y color. La exposición El mundo de Van Gogh narra esta conexión a través de sus propias palabras y creaciones.

«El arte es el único camino que entiendo», afirmaba Van Gogh en una familia en la que el arte y la religión eran la base de la vida. Aún así decidió huir del realismo de sus predecesores e ídolos Rembrandt o Millet, lo que le llevó a una vida de pobreza en la que ni sus profesores de pintura comprendían la creatividad y profundidad de sus lienzos.

Aunque la vida austera no le eligió, se sentía inspirado por la idea de ser un bohemio: «prefiero no comer y salir a beber algo por París», confesaba. Para comenzar la exposición, la sala del museo se convierte en la obra Los comedores de patatas, que a primera vista está muy alejada del mítico estilo de Van Gogh. La perspectiva realista y los colores apagados pronto abandonarán los trazos del pintor. Sorprendentemente afirma: «Creo que Los comedores de patatas es mi mejor cuadro». Probablemente es de sus obras más alejadas del idealismo y color interior del artista, pero la más cercana a su vida exterior. Personas que comen para trabajar y trabajan para comer, sumergidas en el bucle y la oscuridad.

'Los comedores de patatas' Van Gogh, 1885
Los comedores de patatas, Van Gogh (1885)

35 autorretratos en tres años

Para Van Gogh, la fotografía carecía de valor. Solo el retrato tenía el poder de capturar la esencia de una persona. Y no solo la esencia, sino también el amor y la personalidad de quien pinta. De esta manera, es posible entender el porqué de sus numerosos autorretratos. El amor hacia sí mismo no era algo de lo que el artista pudiera presumir. Desde su infancia se sintió sustituto de su hermano mayor fallecido ya que tomó su mismo nombre y más tarde con el nacimiento de su sobrino, también Vincent, llegó a la conclusión de que él también podía ser cambiado.

Pintarse a sí mismo suponía un ejercicio no solo de innovación pictórica, sino de introspección y un intento de entender su yo interior. Teniendo en cuenta sus enfermedades mentales, es impresionante poder ver la comparación de todos sus autorretratos, el proceso de conocerse a sí mismo y de, a través de trazos y colores, volcar en el lienzo su persona. La exposición El mundo de Van Gogh proyecta en las paredes del museo las 35 caras de Vincent. Con una emocionante banda sonora, unos rostros se funden con otros, dejando en manos del público entender la profundidad en los ojos del artista.

'Autorretrato con la oreja vendada', Van Gogh (1889)
Autorretrato con la oreja vendada, Van Gogh (1889)

Los colores de Van Gogh

Durante sus años en Francia, encontró una pasión visible por el color amarillo. Tono que conseguía encontrar en cada paisaje, incluso en la piel de aquellos que conocía y observaba. «Si pudiera pintar sólo con amarillo, lo haría», confesaba Van Gogh. Calidez, energía y vida, es lo que esconde este color que invita a la tranquilidad y comodidad. Aunque su predilección por los tonos vibrantes nace de lo que él mismo denomina «mi Japón interior», su amor hacia este dorado tan cálido es la representación de la luz característica de la ciudad francesa Arles. Caminar entre girasoles y ver cómo toma vida el amarillo de Van Gogh es posible en esta experiencia inmersiva que te traslada directamente al sol caliente del que se enamoró el artista.

'Los Girasoles', Van Gogh (1888)
Los Girasoles, Van Gogh (1888)

La noche como refugio

La dualidad de la existencia, ser una partícula mínima dentro de un infinito universo. La oscuridad de la noche puede ser una temática incluso aterradora para algunos. En el caso de Van Gogh, la noche era su única aliada. «Miro las estrellas y me imagino un mundo más humano, más justo, más feliz», reflexionaba el pintor neerlandés. La representación de las últimas horas del día en sus cuadros transforma la oscuridad en esperanza. A través de formas, que incluso podrían parecer en movimiento, la noche se convierte en una danza de sensaciones y pensamientos. Vincent van Gogh plasma su alma en estas creaciones, sus secretos confesados a las estrellas: «La noche no me humilla».

Nomad Museo Inmersivo permite llegar a través de los sentidos al mundo de las ideas del conocido pintor. Las frustraciones, el amor al arte, el sentimiento de soledad y, finalmente, la muerte, cobran sentido gracias a sus propias palabras. Entrar en esta experiencia inmersiva supone dejar atrás los prejuicios de locura ante Vincent, la persona y el artista, para poder profundizar en los trazos que marcarían su vida.

«Algún día la muerte nos llevará a otra estrella»
Van Gogh
'El mundo de Van Gogh', Nomad Museo Inmersivo
Exposición El mundo de Van Gogh, Nomad Museo Inmersivo. Cultura Joven

Blanca Rodríguez González

Crea recuerdos, el sentido de la vida es tener historias para contar.
Deseando convertirme en una Donna Sheridan morena.

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