Entrañables veteranos

Fotografía: Manuel Pérez

Ir a ver a un grupo joven es siempre un arma de doble filo: las posibilidades de presenciar un espectáculo lleno de vitalidad o uno lamentable son bastante parejas. Por eso un concierto de Nada Surf es una apuesta segura, porque son unos entrañables veteranos que saben lo que se necesita para dar la talla. Los neoyorquinos llegaron a Madrid, su segunda casa (el bajista Daniel Lorca es del lugar), para presentar su séptimo disco The Stars Are Indifferent to Astronomy en una sala La Riviera con una más que aceptable presencia de público. Este nuevo álbum fue la piedra angular del generoso setlist que plasmaron en la ribera del Manzanares, con un sonido muy malo en los primeros temas (marca de la casa del local) que no sorprendió a nadie.

Sonaron, además de siete temas recientes, las ya habituales ‘Whose Authority‘, ‘Happy Kid’, ‘Weightless’, ’80 Windows’, ‘Always Love’, la final ‘Blankest Year’ en incluso una versión de Mercromina, ‘Evolución‘, con Mattew Caws haciéndolo muy bien en castellano.Nada Surf

El grupo supo conectar con el público, especialmente bien entrado el concierto, cuando desde la mesa de sonido corrigieron la deficiente ecualización. A partir de ese momento se pudo comprobar realmente lo buenos que son demostrando cómo el pop rock puede ser serio y de calidad. Los asistentes eran en su mayoría gente joven pero de un buen puñado de primaveras, detalle inequívoco de que estamos ante una banda con mucho bagaje y muchos kilómetros encima. Sin ir más lejos, ahora se cumplen veinte años de su formación, si bien su primer trabajo es de 1994.

Para esta gira Nada Surf llevaban una alineación de lujo. El trío estuvo acompañado de músicos de excepción, como el diestro a las seis cuerdas Doug Gillard (ex guitarrista de Guided by Voices) y el multi-instrumentista de Calexico, Martin Wenk, que tocó desde una trompeta hasta un theremin pasando por teclados y sintetizadores.

Como siempre llegaron, tocaron y vencieron. Y quizás esté ahí el inconveniente. Pasan por aquí casi todos los años, y es una buena noticia pero al mismo tiempo se minimiza demasiado el efecto sorpresa. Nada Surf dejaron muy buen sabor de boca, lo habitual, y bien pensado no sería justo hablar de overgigging si los conciertos son como este, aunque no vendría mal dejar a nuestro país en barbecho por unos años.

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