Los catalanes viajan a Madrid para presentar su nueva formación y los singles de su próximo álbum, Esto no es un disco vol.2
Lo propio de los niños es correr, saltar y hacer ruido. Esta es también es la esencia de El Niño de la Hipoteca y así lo demostraron el pasado sábado en la Sala Copérnico de Madrid, donde ofrecieron el segundo concierto de su nueva gira, que se convirtió en un patio de recreo para los asistentes.
Más de 700 personas (un sold-out en toda regla) se apretujaron frente al escenario para arropar a los miembros de la banda que, con su dinámica traviesa y risueña, introdujeron al público en un juego ameno durante la hora y media que duró su espectáculo.
Desde tirarse al escenario hasta saltar a la comba con el cable del micrófono. El cantante principal, Guiu Cortés (que inició este proyecto musical en solitario hace ya once años), contagió a los cientos de espectadores la actitud desenfadada y enérgica que caracteriza al grupo, aunque la reivindicación y el sarcasmo también tuvieron su momento en la actuación.
De hecho, iniciaron el show cantando los versos de Cum Laude: «la próxima vez tienes que sacar un diez, por ti y por mí, por tu padre, todo el día trabajando para que puedas comer». Así ya crearon desde el principio un clima de disconformidad ante lo establecido, que bien pueden abordar tanto la seriedad como desde la burla. Así lo remarcan también en sus nuevos trabajos: La cárcel de los presos inocentes y Profeta sin fe (una oda a las contradicciones), singles que incluirán en su futuro sexto álbum Esto no es un disco vol. 2.
Se trata de un proyecto musical novedoso para El Niño de la Hipoteca, pues se aleja de las fórmulas de la canción de autor para dar paso a un sonido más cercano al rock, que elaboran entre la voz de Guiu, Miguel Pino (guitarra), Dani Tejedor (batería) y Jordi Vericat (bajo). Y ahora también incorporan a Ferran Exceso como segunda voz y dejan claro que han sufrido una transformación orgánica hacia el «punk blando y pop duro», como se definen en sus redes.
A pesar de todo, el grupo no dejó de tocar las canciones más populares de su carrera. Desde Mi novia de 2B, con la que el público balanceó los brazos, hasta A un palmo de la gloria, momento en el que las luces de la sala se apagaron y el espacio se iluminó con las linternas de cientos de móviles. Guiu supo guiar a sus seguidores y mantener el ritmo del show en constante vorágine.
«Vamos a dividirnos en dos equipos, ¿vale?», anunció el cantante principal durante la interpretación de El Perro Freddy, uno de sus temas más emblemáticos. «De esta línea hacia la izquierda seremos el Team Güix y del otro lado serán el Team Rocket», expuso el líder de la banda. Así, para terminar la canción, sus cientos de seguidores inundaron el espacio al grito de «la, la, la, la, la, la ¡guau!», el puente que da paso al final de esta melodía.
Versos Modificados
En la última media hora del concierto, el espíritu juguetón aún no decaía. «Maldita la hora en la que escribí esta canción», expresó entre risas Cortés, mientras sonaban los primeros acordes de Copy paste, un remix de más de 40 canciones que se viralizó cuando la interpretó en el programa Salvados de Jordi Évole.
Amaral, El Canto del Loco o Maná aparecen en esta popular mezcla, en la que tampoco faltan canciones de dibujos animados como Los Mosqueperros o Doraemon, el gato cósmico. Sin embargo, lo que más gracia hizo al público fue su mención a la ruptura más sonada de las últimas semanas al cantar el Waka Waka de Shakira con el estribillo modificado: «Tsamina mina, eh, eh, Waka waka, Salpiqué».
Romeo y Julieta y Que te vaya bien fueron las guindas con las que la banda decidió despedirse de la capital, no sin antes agradecer el apoyo y la entrega de su público madrileño, con el que sin duda pasaron un divertidísimo rato de recreo.
La banda continuará de gira como mínimo hasta el próximo 3 de junio, cuando tienen marcada su última fecha en Málaga (entradas aquí).
