Cuando terminas de leer un libro, no solo estás cerrando un montón de páginas cosidas, sino que abandonas un mundo que te ha acompañado durante horas, días e incluso semanas. Cuando acabas una saga, además, sientes cómo un montón de años, que has dedicado a vivir con unos personajes, concluyen para ti. Desde que en 2001 se publicara La Sombra del viento, El Cementerio de los Libros Olvidados ha coloreado infancias y adolescencias, y ha creado lectores. Con el último libro de Carlos Ruiz Zafón, El laberinto de los espíritus, nos asomamos por última vez a la vida de la familia Sempere y el resto de personajes que dibujan su universo.
En La sombra del viento acompañamos a un joven Daniel Sempere en sus aventuras; en El juego del ángel vivimos las alegrías y penas de un desequilibrado escritor, David Martín, y en El prisionero del cielo conocimos más y mejor al eterno Fermín Romero de Torres. Cinco años después de la publicación de este último libro, Carlos Ruiz Zafón nos trae con El laberinto de los espíritus el cierre a este mundo. Se trata de una novela coral que explica todas las historias inconclusas, disipa las dudas y reúne a la totalidad de los protagonistas de las entregas anteriores, reconciliándolos.
En esta cuarta entrega de la saga, la protagonista se llama Alicia Gris. Se agradece la presencia de una mujer entre tanto hombre (aunque esta obra no pasaría el test de Bechdel) con coraje, intuición e independencia. Al contrario que los relatos precedentes, El laberinto de los espíritus no tiene ese toque tan oscuro y sobrenatural al que nos tiene acostumbrados el autor. Alicia Gris es policía o «algo así» y se dedica a investigar la desaparición de uno de los ministros del Régimen Franquista.
El ministro Mauricio Valls, al que conocimos en la tercera entrega como el director de la prisión de Montjuic, tras recibir unas amenazas anónimas deja su casa de Madrid y va a Barcelona para enfrentarse con su destino. Allí se le pierde la pista. Alicia Gris y su compañero Vargas son los encargados de realizar las pesquisas encubiertas que les llevarán a relacionar el caso con Daniel Sempere, familia y allegados.
Poco más se puede contar sin estropearle al lector el disfrute de la novela. Lo único que queda por decir es que, si quieres volver a visitar El cementerio de los libros olvidados, atrévete a perderte entre las páginas de El laberinto de los espíritus, el final merecido de la saga española más importante de las últimas décadas. Sus más de 900 páginas no parecen tantas cuando ya estás enganchado y absorto en una Barcelona lluviosa y fría, acompañado por la calidez y el encanto de sus personajes.
En la página web de Planeta de Libros tenéis el primer capítulo de la novela, por si queréis ir degustando un trocito del final de esta gran historia.
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