Por sus obras los conoceréis… De este modo es como se sabe que Franz Kafka es un pájaro virtuoso y atormentado que se alzó sobre convenciones narrativas para innovar con la fusión de elementos realistas y fantásticos. Provino de los aires conflictivos de la sociedad checa de principios del siglo XX, su vuelo rasante sacudió al mundo con creaciones trascendentales como El proceso, El castillo o La metamorfosis. Kafka es uno de los autores más influyentes de los cielos de la literatura universal. Se sabe también que Jorge Luis Borges surca idénticas alturas. Es un pájaro iluminado y quimérico que en los años 40 batió sus alas y removió los esquemas de la atmósfera humanista al publicar El Aleph y Ficciones. Migró de ida y vuelta desde Argentina hasta Europa marcando pauta con sus ensayos y poemas. Tradujo, entre muchos otros grandes, a su congénere de especie, a Franz Kafka. Su vuelo singular alentó al Realismo Mágico, le mereció el Premio Miguel de Cervantes de 1979 y el controvertido adeudo de un Nobel al que varias veces estuvo nominado y que no le fue concedido en vida. Borges es un autor fundamental en el ámbito de las letras actuales.
La edición titulada Borges Kafka les hace a ambos seres literariamente ‘alados’ un llamado y se aventura a ofrecerles una aliada. Verónica Moretta (Buenos Aires, 1971) es una ilustradora especializada en libros y en usar la tipografía como un recurso para hacer que las ideas puedan ser visibles, en términos literales. Confesa aprendiz del letrismo de Isidore Isou, cree en la poética suprema de las letras y los signos. Moretta es la ofrenda brindada como refuerzos.
El emisario designado para presentarla es Miguel Vitagliano (Buenos Aires, 1961), escritor, crítico y educador. Se encarga de escribir un prólogo en el que ilustra —citando sucesos reales de las vidas de los autores— las íntimas relaciones existentes entre ambos. Pretende dejar claro el porqué la selección de los relatos La casa de Asterión, Un sueño y El laberinto —de Borges— y La metamorfosis —de Kafka— construyen al reunirse un diálogo oportuno, predestinado, inapelable.
Entonces, expone la declaración de intenciones de Moretta. Explica que la ilustradora se aproxima al vuelo magistral de los colosos de la literatura con ánimos y coraje de ponerse a sus órdenes. Moretta se une a su conquista estelar para proponer un recorrido posible en el contexto actual de sus diestros surcos. El armamento en blanco y negro de Moretta consiste en caligramas, troquelados, contrastes y juegos de dimensiones tipográficas, inversiones de sentido en el formato y reestructuración de diagramaciones. Los refuerzos trabajan a conciencia en nombre del juego retórico que consiste en presentar, nunca en representar. Para esto último están los dos pájaros que sí han accedido al llamado.
Borges Kafka inicia con La casa de Asterión. En este relato El Minoritario mitológico, llamado Asterión, dice su sentir, desmiente calumnias que la gente se empeña en creer sobre él y describe la cotidianidad de su existencia, en su atípico hogar. Está solo y recluido en un gran laberinto infinito construido especialmente para él. Asterión pasa los días llenando su casa de juegos en los que imagina otros escenarios posibles. Su alimento le es suministrado desde fuera, pero el minotauro guarda la esperanza de ver entrar algún día al otro ser que le concederá su deseo más hondo.
Esta ficción de Borges se inspira en el mito griego del Minotauro: un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro fruto de la unión fatal, articulada por el dios Poseidón, entre la reina Pasífae y el Toro de Creta. Debido a su necesidad de comer seres humanos, Asterión fue aprisionado en un laberinto indescifrable al cual le hacían llegar hombres y mujeres como sacrificio para su alimento hasta, finalmente, encontrarse con el héroe Teseo.
Esta vez Asterión comienza contando su propia historia. El personaje principal se erige como narrador protagonista en primera persona para explicarse con la actitud altiva e intimidante de quien tiene miedo. El minotauro expone su propia etopeya. Es inteligente, atroz, profundamente vulnerable. Se reafirma como único. Porque, entre otras cosas, este es un relato sobre el yo y la otredad. Así, Moretta dispone una página solo para el enunciado que contiene a este pronombre personal y lo remarca en un efecto visual que integra al nombre del personaje. El protagonista inicia desarticulando las acusaciones que se ciernen sobre él por toda una eternidad y el diseño tipográfico se encarga de que la palabra ‘soberbia’ se crezca por encima de las otras, ‘misantropía’ se tiñe de oscuro. A partir de aquí el cuento progresa en una estructura lineal que recorre toda la casa. El laberinto de puertas innumerables es un espacio enigmático y desolado, de bastedad tormentosa pero que ofrece mejor cobijo que el exterior. Afuera cunde el desprecio, el ataque, la incomprensión. Después de una elipsis se revela el desenlace, que plantea un cambio inevitable de punto de vista y de narrador, ahora en tercera persona omnisciente. También es el momento en que aparece el anticipado personaje de Teseo, la representación de un remedio, un justiciero que puede aquí salvarle algo infinitamente más oscuro que la vida.
Por sus obras los conoceréis… y La casa de Asterión es una muestra de los tantos planeos exitosos que el titánico pájaro Jorge Luis Borges hizo sobre el concepto de lo infinito. Su pico poderoso e incisivo desmenuza los conceptos del destino y la realidad; profundiza, los cuestiona. Los laberintos son figura recurrente en sus creaciones. Este escritor los construye como vehículos expresivos de la búsqueda de sentido, de la expansión ilimitada del tiempo y la posibilidad de condensarlo en un solo instante. Para Asterión las respuestas a estas cuestiones son la imaginación y la renuncia a continuar en una búsqueda cuyos hallazgos le resultan dolorosos e inapelables. El laberinto protege y encarcela. Su lenguaje es conciso, irónico, evocador y emplea la metáfora, sobre todo al mencionar el anhelo más importante del minotauro. Su estilo sosegado y agudo.
Los símbolos que crea se nutren de la sabiduría conocida: la filosofía, las mitologías, la literatura clásica, la Biblia, la Cábala judía. Parte de estas plataformas para expandirse más allá de lo concebido en el terreno de la creación literaria. Su vuelo se impulsa con el recorrido previo de quienes le inspiran; Shakespeare, Poe, Thomas De Quincey o su compañero de batalla en esta ocasión, Kafka.
Esta edición cierra con el relato de La metamorfosis. Hay una razón por la que el término kafkiano nombra un aspecto del registro emocional humano. Está relacionado con la impotencia y el tormento que siente Josef K. en El proceso (1925, publicación póstuma) ante el absurdo de ser objeto de una acusación judicial fatídica e infundada. También con el valor que tiene la vida de Gregor Samsa. Está desesperadamente solo, igual que Asterión. Despierta una mañana convertido de repente en un monstruo con niveles de repulsión equiparables a los del minotauro. Con la misma incapacidad para entender la causa de su nueva naturaleza con la que Asterión carga mientras recorre los pasillos de su laberinto. Gregor es encerrado, solo que en su habitación. Su nueva casa, pequeña en comparación. Su nueva casa solo tiene una puerta, no una cantidad ‘incontable’. Es igual de fácil entrar al abrirla, pero tampoco parece comunicar, verdaderamente, a ningún otro espacio. Para ambos protagonistas parece haber una única y angosta salida.
En La metamorfosis Gregor Samsa es un joven comerciante que trabaja duro para mantener a sus padres y hermana. Un día despierta en su habitación transformado en un espantoso insecto. A
partir de entonces su familia empieza a ver en él un problema, o más bien, comienza a evitar verle del todo. Moretta procura que las palabras de Gregor se desparramen desde su nombre y se precipiten visualmente en la página en la que éste se esconde detrás de su puerta y, fuera de sí, trata de explicarse con el apoderado de su jefe sin revelar su penoso estado. Poco a poco sus familiares se refieren a él como a eso. Vacían su habitación de sus pertenencias humanas así que Moretta muestra cómo las palabras de este pasaje se van borrando, pierden la mitad de lo que son. Echado en el suelo de su cuarto, Gregor inicia el proceso de descubrir cuál es la nueva manera en que debe proceder para ayudar a los suyos.
Kafka representa a una especie de mirada punzante que se permite a sí misma escribir las verdades más oscuras y susceptibles del interior. Las que son, indiscutiblemente, universales. Posee una garra potente con la fuerza descomunal para asir temas como la ansiedad, la filosofía del absurdo, el existencialismo y los conflictos paternofiliales. Crea situaciones que evidencian la futilidad alienante de la burocracia para acceder al nervio y exponer la propia pequeñez ante la incomunicación, la culpa justificada o no, la deshumanización social y el miedo a ser expuestos por todo aquello en nosotros que es inherente a nuestra esencia y que, sin embargo, está muy lejos de ser ‘adecuado’.
El imaginario de Kafka es, como ya se sabe, la representación de un mal sueño. Uno en el que podríamos encontrarnos en algún momento de la vida. Kafka nos traduce cuando sentimos que nuestro destino está fuera de nuestro control. Su estilo exhibe una mezcla de ironía, lucidez y pesimismo. Demuestra de forma muy clara que la mirada honesta de la realidad revela sus matices fantásticos consustanciales. Como el resultado de una radiografía que revela el más temido diagnóstico.
Tengo para mí que, aunque los grafos de Moretta no son urgentes, sí son oportunos. Acortan aún más las distancias entre quien lee y las obras. Nos animan a estar alertas ante el tesoro.
Los pájaros contraatacan y en presente. Como diría Manuel Vicent, »cada uno con su esplendor, con su veneno.» La reunión de estos relatos forma un campo semántico cristalino y avasallador. Su incidencia trasciende con el mismo impacto, sus vuelos rebasan la barrera del tiempo. El ataque es contra la coraza que nos impide asumirnos y contra los límites de los horizontes imaginados. Lo dijo Kafka, »un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros.»
Por sus obras nos conoceremos.
Borges Kafka. Textos de Jorge Luis Borges: La casa de Asterión, Un sueño y El laberinto. Texto de Franz Kafka: La metamorfosis. Ilustrado por Verónica Moretta. Nórdica Libros, Madrid, 2010. Idioma español, traducción de La metamorfosis de Ángeles Camargo. 224 páginas, 39,50 euros.