De Chagall a Malévich: un paseo por Rusia

Suprematrismo, obra de Kazimir Malévich
Suprematrismo - Kazimir Malévich (1915-1916)

En esta exposición se habla ruso, pero se hace entender fácilmente con el lenguaje de la pintura. El comisario, Jean Luis Prat, nos acerca a una época de despertar y transiciones, no solo en el arte del Imperio Ruso (posteriormente la Unión Soviética) entre los años 1909 y 1930, y también a un cambio en la sociedad y en el modo de entender las pequeñas cosas que rodeaban al pueblo. Esto lo tomaron como referencia artistas que se pueden encontrar a lo largo de este paseo pictórico, y fue un punto de inflexión para abrir más la mente, el pensamiento, y ver más allá de sus propias fronteras y descubrir, por tanto, un mundo nuevo de expresiones y formas distintas de representación de su propia sociedad.

 

A lo largo de las dos plantas en las que se desarrolla esta muestra, bastante abierta y diáfana, podemos encontrar obras de los artistas que dan nombre a la misma, como El Paseo (1917)de Chagall (en el que se ve claramente el impulso autobiográfico en gran parte de su obra)  o Suprematismo (1915-1916) en el caso de Malévich. Además, el espectador puede disfrutar de los autorretratos de cada uno de estos pintores, que reflejan claramente en sus trazos el estilo propio de cada uno.

Suprematrismo, obra de Kazimir Malévich
Suprematrismo – Kazimir Malévich (1915-1916)

Hay un contraste muy interesante, pues por un lado se pueden ver las obras más coloridas y por otro, algunas que rompen totalmente con ese concepto, ya que están realizadas en blanco y negro o en tonos muy apagados. También, se destaca el uso geométrico en muchos de los cuadros. Otro aspecto a resaltar es el movimiento que se puede encontrar en gran parte de las obras y, además, se refleja bastante bien cómo pudieron captar ese concepto, tan complicado a veces, y trasladarlo al lienzo de una manera tan acertada y positiva.

 

Muchos artistas quisieron romper con lo establecido y viajaron a las escuelas del momento en París o Berlín para estudiar y aplicar todo lo aprendido a su entorno y aportar cosas nuevas al arte de su país y así, más tarde, adaptarlo a sus propias inquietudes y necesidades. Hay, por tanto, mucha influencia, no solo de otros artistas como Cézanne o Matisse, sino de las distintas vanguardias. Un ejemplo de adaptación y de esta influencia, es el caso del cubismo y futurismo italiano, de cuya unión surgió un nuevo término: el cubofuturismo, un estilo muy marcado en las obras que se pueden apreciar en este espacio. En otras muchas, sin embargo, se ve una fuerte tendencia por la abstracción, dejando la interpretación a los ojos de cada persona.

Muchos autores pueden verse a lo largo de este recorrido aparte de los ya mencionados, como por ejemplo; Vasili Kandinsky (Dos jinetes y figura reposada, 1909-1910), Natalia Goncharova (El baño de los caballos, 1917), Iliá Mashkov (Modelos en el estudio, 1916) o Alexandr Shevchenko (El circo, 1915.)

Cuadro El baño de los caballos
El baño de los caballos – Natalia Goncharova (1917)

En contraposición con tantísimos cuadros, se pueden también apreciar algunas esculturas que se van mezclando en las distintas salas, como por ejemplo Ritmo (1913), realizada por Vladimir Baranov-Rossine, que es absolutamente hipnótica debido tanto a sus formas como a la mezcla de colores. Además de esto, el público puede apreciar varias vitrinas que se encuentran dispuestas exclusivamente para mostrar distintos libros y publicaciones de la época y situarles así un poco más. En esta exposición también se ha pensado mucho en pequeños detalles, como por ejemplo la sencillez, o el espacio, pues, pese a que hay muchas obras, no parece un lugar saturado. Asimismo, se ayuda al espectador, sobre todo contextualizando cada momento con paneles informativos relativamente escuetos, pero con una explicación directa y clara.

Escultura llamada Ritmo
Ritmo – Vladimir Baranov-Rossine (1915)

A modo de conclusión, podría ser una muestra que de primeras puede pasar inadvertida para el público en general, pero si se le da una oportunidad, es capaz de transportar a cada visitante a un mundo distinto y ayuda a entender un momento histórico y artístico. Todo esto se suma a la idea, de cómo es posible adaptar todo lo que estaba funcionando en Europa, dentro de un contexto tan diferente, en un periodo de revoluciones internas y de una manera tan correcta, en tan poco intervalo de tiempo.

 

Aún se puede disfrutar de esta colaboración artística entre la Fundación Mapfre y el Grimaldi Forum de Mónaco hasta el próximo 5 de mayo en las instalaciones de la primera de ellas situadas en el Paseo de Recoletos Nº23.

Para más información, acceder a la Fundación Mapfre.

 

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