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Cristina Gamón: «Lo más difícil del arte es mantener el equilibrio»

Cristina Gamón (Valencia, 1987) ha sido este año la ganadora del 51 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura con su obra titulada Infinito 45. Esta joven artista licenciada en Bellas Artes ha sido galardonada con numerosos premios, entre los que destacan el BMW de Pintura 2011, el galardón de la Real Academia de Bellas Artes de Valencia o una beca de residencia en la Casa Velázquez como miembro artista de la Académie de France en Madrid. Nos adentramos en su estudio en la capital española para que nos cuente cómo percibe la comprensión del arte contemporáneo, el estado del mundo artístico en la actualidad y qué significan para ella sus creaciones.

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P: ¿Qué siente al ser tan joven y con una trayectoria tan fructífera?
R: Una siempre piensa que podría haberlo hecho mejor. El mundo del arte es muy difícil. Yo creo que he tenido suerte, he trabajado desde que estaba en la universidad y pronto se ha tenido interés por la calidad de mi trabajo y se ha valorado a través de premios y convocatorias que ayudan a tener visibilidad. Pero el arte es una carrera de fondo y lo más difícil es mantenerse estable. Es un trabajo de confianza sobre uno mismo. Siempre te estás autocuestionando y convives con tu propio proceso de crecimiento. Es el camino más bonito, pero se lleva en soledad. La pintura no es un trabajo que se comparta, como otro tipo de trabajos creativos. Es difícil, y creo que hay gente muy buena que se desanima. Lo más complicado es mantener el equilibrio. Porque el mercado del arte es una cosa bastante compleja y quizá un poco encriptada para todos.

P: Infinito 45 ha sido la pieza seleccionada en el 51 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura. ¿Qué ha significado ganar un premio tan relevante?
R: Hace mucha ilusión. El Premio Reina Sofía es un premio de honor porque tiene una tradición y una historia. Valoro mucho la Asociación y sus estatutos, que defienden las artes de forma altruista. Ahora también es un premio en metálico y, lógicamente, no me voy a quejar. Pero lo considero principalmente como un premio de honor. Acaba de cumplir 105 años y no es cualquier cosa. Ha tenido como presidente a Sorolla y sigue manteniendo un jurado de prestigio. Es un premio que te llena de orgullo por eso, por el reconocimiento que supone.

P: ¿Qué le lanzó a presentarse a este concurso?
R: Encontré la convocatoria. No me presenté antes porque no lo conocía bien, porque no soy de Madrid. Sí que había visto la exposición del Salón de Otoño alguna vez. También, a veces, te quieres presentar a concursos pero no tienes cuadros porque ya los has presentado anteriormente o no te da tiempo a presentar ninguno que creas adecuado.

P: ¿Qué reflexiones ocupan actualmente su trabajo? ¿Cómo ve el mercado del arte?
R: Creo que la pintura siempre tiene interés. Quizá, yo tengo un trabajo más abstracto y metafísico y ahora hay una tendencia más hacia eso. A mí me merece la pena mantener la autenticidad en mi trabajo. Todo el esfuerzo que conlleva no vale la pena dejarlo atrás por una moda o tendencia. Es como una peregrinación en la que estás y tienes que creer en ti. Si vas a cambiar por lo que dice la gente no vale la pena. Yo cuando empecé era muy joven y me creía las críticas de la gente. Y la gente a veces critica como quien dice un cotilleo, sin saber lo que puede repercutir ese pensamiento. Porque si un profesional hace una crítica, si eres responsable la valoras, pero hay que tener cuidado. Hay que saber escuchar, pero también saber tener tu propio criterio y tu propia intuición personal. No dejarte llevar por modas ni por las opiniones de los demás. Realmente, pienso que para eso no haces arte. Porque ya es bastante riesgo. A mí no me compensa sumarme a una moda. Porque si he llegado aquí por mi iniciativa y criterio personal no lo voy a derrocar todo por eso. Es un mundo muy complicado.

Yo pienso así, sobre todo, porque mi trabajo es muy emocional. Mi pintura es abstracta, es una abstracción lírica. Depende mucho del estado de ánimo. Es un trabajo que parte de una pintura gestual, como podría ser la de Pollock, pero claramente mi intencionalidad no es visceral. No es violenta. Es más armónica, más contemplativa, y tiene una mirada más atenta, mas contenida. Más de saber esperar los tiempos de la pintura. Cuando tienes un trabajo así, lo que haces es tener una relación con la pintura. Creo que la poesía del arte merece la pena. Si estás dentro, estás dentro y si estás fuera, estás fuera. Quizá yo sea muy radical o sincera con mis intenciones o compromiso con la pintura.

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Cristina Gamón en su estudio de Madrid

P: ¿Qué quiere transmitir al espectador con sus obras?
R: En mi trabajo me gusta defender el compromiso con la pintura. Creo que es muy importante. Lo que me interesa es cautivar la mirada del espectador. Todos estos discursos contemporáneos de que la vida es efímera, de que no tenemos tiempo para nada y a la gente no le interesa el arte porque no tiene tiempo de pararse delante de un cuadro, me parece que son verdad, porque es la realidad en la que vivimos. Pero la historia de la pintura no se acaba ahí. Son siglos de tradición, y eso me parece un cuento de viejas. Porque ahora haya más opciones artísticas o mediáticas, que tengan una fusión o dialogo mucho más integrado con la realidad contemporánea, como puede ser el arte digital, no quiere decir que una cosa niegue la otra.

Una de las cosas que describe el paradigma posmoderno es la pluralidad y heterogeneidad de propuestas, donde convive lo abstracto con lo figurativo, el pasado con el presente. De hecho, hay mucha mirada nostálgica hacia el pasado. Hay mucha gente que trabaja sobre la memoria, por ejemplo. Y yo trabajo abstracción por eso. Yo hablo de la sinceridad de una pintura pura. Entonces, una forma de entender la pintura de forma pura es ir a la abstracción como origen o síntesis, en el sentido de que la pintura al final es el color y la forma y lo que yo llamo el gesto, que es la acción o intención que hay en la impronta que tú dejas con ese registro gráfico o pictórico. De ahí es de donde nace mi interés por hacer un trabajo abstracto, porque pienso que huye del referente, para no quedarse en lo anecdótico de la imagen. Crea un mundo más onírico que apela directamente a la emoción y que enfrenta directamente al espectador con sus sentidos.

P: El metacrilato es un elemento fundamental en sus obras. ¿Qué le permite trasmitir este material?
R: La idea del plástico viene un poco de la sociedad pantalla. Cómo parece que las emociones las tenemos súper accesibles por vivir en una sociedad en la que estamos en continua comunicación, aunque eso no tiene una validez real. Hablo de la pintura pura y emocional que trata de seducir al espectador, pero por otro lado es un juego contradictorio y falso de seducción porque es una barrera transparente, es un material frío… Por eso trabajo con el metacrilato. Es un material de ahora, con el que se puede identificar nuestra sociedad, el plástico. Tiene bastantes lecturas.

P: ¿Por qué el arte abstracto se resiste tanto a ser entendido?
R: Tengo muchos amigos que son muy literarios y ellos se sienten incómodos con mi obra, piensan que no la entienden porque no es una obra narrativa. No hay personajes. Y yo les intento hacer ver que no estén impedidos con eso. Necesitan apoyarse mucho y se trata precisamente de lo contrario. No hay que tener miedo a enfrentarse a un mundo desconocido que crees que no sabes leer. Eso es  lo que pasa con los trabajos abstractos. Mucha gente piensa que tiene que estar educada en la abstracción para poder entenderla. Yo creo que es al revés. Tienes que quitarte los prejuicios y simplemente enfrentarte. Te interesará o no, te gustará o no, porque una emoción también te puede causar rechazo.

P: ¿Qué proyectos tiene para el futuro?
R: Muchos proyectos para el futuro, pero ninguno para adelantar.

Laura Antolínez Parrado

"En cuestiones de cultura y saber, sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da". Antonio Machado

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