Madrid se carga sus festivales de música

indyspensable

 

Las fiestas de San Isidro son por tradición unas fechas para que el personal disfrute de música en directo gratis y de calidad, con propuestas para todos los gustos y con un evento como el Universimad que destacaba entre el resto de la programación. Este año el festival ha quedado reducido al escenario de la plaza de las Vistillas con Rubén Pozo y Fuel Fandango como cabezas de cartel. Teniendo en cuenta que el año pasado (ir más lejos sería un ejercicio de masoquismo), entre los artistas que actuaban en el festival estaban Corizonas, Nacho Vegas y Xoel López, se percibe un empobrecimiento artístico (y de presupuesto) considerable.

No hace mucho, antes de que la realidad económica nos diese un bofetón propio de los mejores slapstick, mayo y junio eran meses en los que los ayuntamientos, con la llegada del buen tiempo, soltaban guita a diestro y siniestro para conciertos al aire libre. Solo Dios sabe con qué oscuros interés lo hacían pero gracias a ello surgían festivales tan memorables como el Indyspensable.

Ubicado en el auditorio del Espinillo en Villaverde, el evento era gratuito hasta el punto de poder meter bebida dentro del recinto. El público estaba formado por señoras mayores, niños jugando al futbol, desconfiados lugareños e indies maqueaos de los pies a la cabeza, creándose un ambiente único y muy bizarro.  Por allí, de 2004 a 2011, pasaron Astrud, Delorean, El columpio asesino, Maga, Niños mutantes, Australian Blonde, Sexy Sadie, Camera Obscura, Sidonie, Grupo de expertos Solynieve, Russian Red, Los Punsetes, Love of Lesbian y muchos otros.

El Cultura Pop aguantó por su parte seis ediciones. De características similares al Indyspensable, el festival de San Blas nos dejó varios momentos para el recuerdo como los conciertos de La Casa Azul o de Lori Meyers. Los grandes festivales de la capital que ya pasaron a mejor vida también dejaron experiencias inolvidables. El efímero Summercase solapó en su primera edición a los Happy Mondays con New Order como si de la peli de Winterbottom se tratara. El Metrorock nos trajo a Beck, Ocean Colour Scene, Franz Ferdinand, Paul Weller… El Primavera Club, festival invernal de excelente cartel, se despedía de Madrid en 2012 con pinta de no volver tras los problemas con la administración local.

Y así, poco a poco, nos hubiésemos quedado huérfanos si no fuera por papa Día de la Música y mama Dcode. Aunque lo indyspensable, conciertos de calidad gratuitos para la maltrecha salud de nuestro bolsillo, ya pasó a mejor vida.  

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