Russian Red, emperatriz de Lavapiés

Russian Red concierto
Concierto de Russian Red

La artista madrileña celebra las fiestas de su ciudad dando un concierto en la pradera de San Isidro

«Veo mucho chulapo y chulapa». Apenas pasaban unos minutos de las 22:00 cuando la madrileña Lourdes Hernández González, más conocida por el color de un pintalabios, salió al escenario de San Isidro para las fiestas de este 2024.

Llevaba varias horas amagando el tiempo con romper a llover, pero conforme llegó su hora dejó de chispear y empezó a hacer bueno. Nadie quería perderse este concierto.

La chica que creció escuchando a los Beatles y Dolly Parton. La chica que se retiró abruptamente de la música hace justo 10 años. La chica, que junto a otras como La Bien Querida, Annie B Sweet o la grandísima artista andaluza Zahara (_Rutinas domésticas en 2009) protagonizaron una corriente a finales de la primera década de este milenio, donde pusieron el indie y el ser alternativo de moda en este país. Esa misma chica estaba emocionada como una niña al tocar en su casa «qué ilusión tocar en las fiestas de mi pueblo». Y ver rostros tan conocidos «por fin he localizado a mis amigas entre el público» o a sus tíos también entre tanta gente. Había muchas personas allí.

La cantante tocó sus canciones, muchas de ellas pertenecientes a su último trabajo. Uno lleno de música en español, que lo forman ocho canciones. Álbum (Volverme a enamorar, 2024) que le ha llevado de gira por toda España y clásicos de su discografía como I Hate You But I Love You o Fuerteventura.

Hubo muchas sorpresas. La primera llegaría cuando la artista cogió su mantón de manila, se lo colocó alrededor de la cabeza y presentó una canción muy especial. «Vamos a cantar un chotis», y así fue. Madrid, Madrid, Madrid sonó y Russian Red la bordó. Una canción tan íntima, dulce y bonita que podríamos considerar la mejor de todas las versiones que se han escuchado en estos días.

Pero la cantautora tuvo también tiempo de interpretar más temas que no eran suyos. Tocó su famosísima versión de I Want to Break Free, perteneciente a su trabajo Karaoke (2017). Un momento en el que todas las parejas se abrazaron y susurraron al ritmo que marcaba la cantante.

También homenajeó a la banda madrileña Alaska y Dinarama, con su famoso tema Ni tú ni nadie. Canción en la que las parejas mencionadas anteriormente comenzaron a bailar y a disfrutar de la pieza. La melodía «karaoke» del concierto, en la que todo el mundo se animó a corear sin miedo alguno.

Un brevísimo descanso confundió al público, que se pensó que el concierto era solo de 60 minutos y la cantautora se marcharía. Pero volvió, ella sola, para afrontar la última parte de su concierto, una muy especial. La que todo el mundo estaba esperando. Por eso todos los teléfonos comenzaron a grabar vídeos y audios. «Esta canción tiene mucho tiempo, pero veo a mucho treintañero. Probablemente, os hayan besado con ella de fondo». Todos sabíamos que era el momento de su concierto, igual alguien besaba a los que no habían vivido ese momento.

«Cuando escribí esta canción no fumaba. Ahora fumo bastante». Normal, cuando escribió esta canción apenas era una niña y la puso en el radar de todo el mundo. Toda España conocía a esa chica, nadie su nombre, pero todo el mundo tarareaba esa canción y no había nadie que no le gustase. Se hizo tan famosa que incluso fue al Hormiguero en el 2008. Sorprende que repitiese en el 2011, después de tener que aguantarle las bromas sexuales a cierto presentador.

Bueno, volvamos a la noche del 14 de mayo. Recordemos que estaba ella sola en el escenario con el micro y la guitarra. Empezó a tocar Cigarettes y paró «esperad que tengo que afinar», «tómate el tiempo que necesites», parecía que le contestaba el público. Afinó la guitarra y comenzó.

La noche madrileña en la pradera se iluminó como nunca cuando la artista empezó, sola con su guitarra, a cantar SU CANCIÓN de la forma más personal y entrañable posible. Las parejas volvieron a abrazarse, pero esta vez dejando una mano libre para poder grabar con sus teléfonos. Poco a poco, conforme avanzaba el tema, sus compañeros se fueron incorporando y se unieron a la canción de manera progresiva y suave, terminando todos juntos.

El público se volvió loco aplaudiendo y agradeciéndole a Lourdes el momento que les había regalado. «Los conciertos no se hacen solo con lo que pasa en el escenario, también con lo que pasa ahí fuera», mientras señalaba al público y agradecía entre tanto aplauso y grito.

Continuó con el concierto como pudo, o como podía la gente. Todavía quedaban un par de canciones, y alguna que otra sorpresa. «Voy a tocar esta canción que les ha encantado a mis amigas», decía la artista para presentar su canción Eclipse total, una que no se puede escuchar todavía ni en plataformas. El momento cómico de la noche llegó en este tema, cuando los integrantes de su banda se cambiaron de instrumentos, aunque a punto estuvo de arrebatarle ese galardón la casi caída de la cantante mientras bailaba la canción, cerveza en mano. No se le derramó ni una gota.

Un par de canciones más que hicieron al público darlo todo y se acabó, la artista se marchó entre vítores y agradecimientos. Hace una década que esta chica se retiró del panorama musical de manera sorprendente. Hubo muchas especulaciones entonces. Que si estaba cansada, saturada, que si un futbolista le rompió el corazón y, presuntamente, ella le dedicó una canción…

«Feliz San Isidro y enamoraos mucho», dijo antes de desaparecer. Lo único que podemos afirmar es que volvió, y menos mal que lo hizo. Porque esta Intelectual sexual, a la que le gustan todos los chicos y no entiende nada, regaló una noche inolvidable a todos los que estuvimos allí, y que esperemos que no sea La última vez. Porque desde la colina de San Isidro alfombró con claveles la Gran Vía y el público al acabar volvió a bañarse con la lluvia de Madrid.

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