Charles Bukowski dijo en una ocasión que «un artista es aquel que dice una cosa complicada de un modo simple». Anoche Egon Soda demostró tener esa peculiar y difícil capacidad, al alcance de muy pocos, y consiguió hacer parecer sencillo lo complicado a través del sonido propio del rock and roll y letras sinceras.
La banda compuesta por Ricky Falkner, Charlie Bautista, Xavier Molero, Ferrán Pontón, Pablo Garrido y Ricky Lavado confirmaron en directo la gran calidad de su último trabajo, Dadnos Precipicios (2015). El concierto, que se incluye dentro del ciclo SON de Estrella Galicia, se llevó a cabo en el mítico Teatro Lara de Madrid.
Siguiendo con la línea argumental del disco, la banda comenzó con la desgarradora El cielo es una costra y siguió con La recuperación y Cáliban & Co. Entre canción y canción, en una muestra de cercanía y sinceridad, Ricky Falkner se disculpaba por el estado de su voz. «No he fumado ni un solo cigarro en todo el día, con lo jodido que es eso», confesaba, levantando risas entre un público que aún se mantenía estático, debido al contexto que supone estar en un teatro y no en una sala de conciertos.
La actuación continuaba su curso y las canciones del nuevo álbum se iban intercalando con temas de su trabajo anterior, El hombre, el enfado y la respuesta (2012). «Esta la conocéis más, podéis bailar, desnudaros…», con esta frase presentaban Vals de Pequeña Máquina, en un intento por despegar al público de las butacas. Canciones como Lorem ipsum, Roble inverso o Escuela libre de enseñanza fueron llenando el escenario de rock and roll y buen rollo. La complicidad entre los integrantes de la banda se hacía patente a medida que avanzaba el concierto dando al espectador la sensación de estar ante un grupo de buenos amigos que se habían reunido para disfrutar y entretener con su música.
Entre tanto, no faltó el momento cálido de la noche .»Ahora viene una de bailar pegados», decía Ricky justo antes de tocar Escápula, canción que fue capaz de crear una atmósfera de luces tenues e intimidad en todo el teatro.
El primer bis llegó con sorpresa al contar con la presencia del polifacético vocalista de Mucho, Martí Perarnau, y Gonçal Planas (Mi Capitán). Con ellos en el escenario, Egon Soda levantó al público de sus asientos y lo puso en estado de euforia con la potente Reunión de pastores, ovejas muertas.
Finalmente, con la formación original de vuelta sobre el escenario y el público todavía en pie, el grupo cerró la noche con su segundo bis, Nueva Internacional, proclamando así su consolidación como unas de las mejores bandas del panorama nacional actual y dejando entre la gente las ganas de volver a verles, pero esta vez en salas y festivales alejados de la formalidad estática que supone un teatro.
