La cinta, basada en la puesta en escena, ha demostrado la capacidad que tiene el cine para mantenerse fiel a los productos originales, pero darle más profundidad al universo en el que sucede el relato.
Cuando se piensa en la malvada bruja del Oeste, es común tener la visión de una fea y verde villana que quiere hacer daño a Dorothy y a sus amigos, con un trágico final ocasionado simplemente por un cubo de agua. Hace 21 años, Wicked, con su debut en Broadway, vino a cambiar esta idea del personaje contando sobre sus orígenes y acerca de la inesperada amistad que hace con Glinda, la bruja buena del Sur.
Actualmente, este musical, adaptación de la novela escrita por Gregory Maguire, ha saltado a la gran pantalla, con el estreno de la primera parte de la historia dirigida por Jon M. Chu que, además, tendrá su segunda entrega en noviembre de 2025.
La decisión de dividir el relato de la verde Elphaba y la popular Galinda (después Glinda) fue una sorpresa para los fans que llevaban esperando por un largo tiempo una película del divertido musical, considerando que el film de dos horas y cuarenta y un minutos narra únicamente el primer acto de la puesta en escena, cuando la totalidad de la obra dura solamente cuatro minutos más que la cinta que se ha estrenado este 22 de noviembre en España.
Sin embargo, al ver la traducción del escenario al cine, las reservas y quejas que pudieran haber existido respecto a esta decisión se disipan rápidamente. Jon M. Chu, junto con las escritoras Winnie Holzman y Dana Fox, han sabido agregar lo suficiente al primer acto para ahondar más en la historia de las protagonistas y sus relaciones con los otros personajes, sin sentirse que está de más esa información para el espectador. Si bien, el único comentario que merece la pena realizar es que el ritmo podría haberse agilizado en algunas escenas, solo para restar algún que otro minuto a la duración total.
Actuaciones que te hechizan
Cynthia Erivo y Ariana Grande fueron grandes elecciones para los papeles de Elphaba y Galinda. La actriz británica no es extraña a los musicales pues ganó reconocimiento en su debut en Broadway al interpretar a Celie Harris en El Color Púrpura del 2015 al 2017, rol que la llevó a ganar el Premio Tony 2016 como mejor actriz en un musical.
Ahora, en Wicked: la película exhibe ese gran talento merecedor de galardones. Su sedosa voz cantada es capaz de demostrar cada emoción que vive su personaje, sin alterar ni una sola de las notas escritas por Stephen Schwartz; y sus ojos expresivos tienen la habilidad de contar todo el dolor que la joven bruja verde ha experimentado a causa de ser diferente, sin ella tener que decir una sola palabra.
Y Ariana Grande, más conocida por ser una cantante pop, sorprende en su trabajo de actriz y su facilidad para la comedia. Su interpretación de Galinda prueba la cantidad de tiempo que invirtió para prepararse el rol, incluso antes de comenzar a rodar, desde tomar clases de actuación, hasta entrenar sus músculos para cantar las notas en una colocación muy distinta a la que está acostumbrada a utilizar en su carrera musical. “Estuve en lecciones de canto y de actuación con Eric Vetro y Nancy Banks, a las que iba día a día por meses, antes de mi primera audición”, contó la artista en el podcast de Penn Badgley, Podcrushed.
Además, Jonathan Bailey, actor de Bridgerton, no se queda atrás en su forma de traer a la vida al egocéntrico y superficial príncipe Fiyero, enseñando sus talentos poco conocidos: el canto y el baile.
El costo de crear mundos mágicos
La nueva adaptación de Wicked aprovecha los recursos del cine y el CGI para transportar al espectador, aún más que en la obra musical, al maravilloso mundo de Oz, lugar donde hay animales que hablan, monos que vuelan y la magia existe. Además, el bello set y los colores utilizados en el film ayudan a destacar la fantasía que envuelve al lugar, recordando a una mezcla de los reinos de las princesas de Disney y el mundo mágico de Hogwarts de Harry Potter.
La impactante creación de este universo, incluyendo los coloridos vestuarios, el maquillaje, la utillería y los efectos especiales son un reflejo del presupuesto invertido para la creación de la película: 145 millones de dólares. Esto implica que el film de Jon M. Chu necesita conseguir aproximadamente 290 millones en taquilla para considerarse rentable.
Sin embargo, parece que esto no será un reto para la película pues en su primer fin de semana ha ganado 164 millones de dólares (114 millones en Estados Unidos y 50 millones a nivel global), consiguiendo, según Agencia EFE, “la mayor cifra para el debut cinematográfico de una adaptación de un musical de Broadway”; y venciendo a otro gran estreno del mes de noviembre, Gladiator II, que en el país norteamericano ocupó el segundo lugar en taquilla, con solo 55,5 millones de dólares recaudados. Esto a pesar de que se esperaba que estas películas vivieran un fenómeno similar al ocurrido en julio de 2023, Barbenheimer, esta vez denominado Glicked.
Esta primera parte de Wicked: la película se siente tan mágica como el mundo de Oz y deja al público deseando que ya transcurra el año de espera para ver lo que sucede tras ese tenso momento que vive Elphaba al final del primer acto del musical donde canta la icónica canción Defying gravity, que solo deja a la gente deseosa de escuchar más de la melodiosa voz de Cynthia Erivo y de seguir riendo con Galinda y sus chistes que siempre conectan con los espectadores en la interpretación de Ariana Grande.