Walking Around

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nerudaSucede que me canso de ser hombre podría ser la respuesta que saldría del alma de cualquiera que viera las noticias después de comer, viendo cómo el mundo se degrada cada día un poco más por la influencia dañina del ser humano: hambruna en el segundo y tercer mundo provocadas por ambiciones voraces, guerras, asesinatos, violencia de género, sueños utópicos cercenados por personas sin conciencia ni corazón, competitividad animal, oscuros personajes que se creen poderosos dirigiendo como marionetas los designios de los demás. Sucede en estos casos que el pesimismo está más que justificado.

 

“Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
 marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
 navegando en un agua de origen y ceniza.” Sucede que, casi un siglo después, el modernismo sigue provocando sensaciones y moviendo los instintos de todo aquel que se acerque, por accidente o por devoción.

Pero, mi motivación particular para haberme acercado a este poema rotundo de Pablo Neruda no es sólo la desolación pesimistamente bella que ofrece. El primer verso de Walking Around me lleva a una de mis canciones favoritas de uno de mis grupos de adolescencia, o mejor dicho “edad del pavo”, Extremoduro. Roberto Iniesta, cantante  y poeta del grupo de rock español que más huella me ha dejado, demuestra al citar a Neruda que sus letras van más allá de sexo, drogas, drogas y más drogas. Hay muchas teorías literarias sobre la creación artística filtrada por efectos psicotrópicos, y es innegable ese estado de semi-inconsciencia en las letras de la banda de Plasencia, pero han sabido mezclar lo que el poema transmite con un mensaje potente, musical y lírico, para crear y mover conciencias en sus seguidores.

Es por eso, por su vigencia en otros ámbitos culturales y por su actualidad temática y espiritual,  por lo que Residencia en la tierra, y en especial el surrealista “Walking Around” vuelcan su validez atemporal y convierten a Neruda, y a este poema, en uno de los mejores padres de la poesía del siglo XX.

 

 

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