Vivir del pasado

Jasmine era una mujer perfecta, rodeada de lujo y esplendor. Su marido la adoraba, le consentía cada capricho, sus amistades se la rifaban, no conocía el significado de la palabra preocupación, era completamente feliz, feliz en su castillo de naipes, castillo que, por definición, termina derruido. Janette está literalmente arruinada, en la calle, con una cornamenta considerable sobre la cabeza, su única compañía son los fantasmas del pasado, con los que habla demasiado a menudo. «Me cambié el nombre de Janette por Jasmine, Janette no tiene glamour. Hal era todo un caballero conmigo, ¿Verdad Hal? Dime que no es verdad lo que se comenta sobre tus amantes…» Obsesiva y presa de importantes crisis nerviosas, solo cuenta con su hermana Ginger para subsistir. Una mujer algo hippie que vive al día y que dista demasiado de ser, si quiera, un poco refinada. Jasmine y Janette, dos caras de la misma moneda y un cambio demasiado radical.

Blue Jasmine presenta un argumento a primera vista comercial, en segunda instancia tan peculiar y envolvente como el resto de proyectos de su director, Woody Allen, toda una celebridad del cine por innumerables motivos. Este filme tiene un guión fácil de seguir, con feedbacks constantes, que mantienen totalmente enganchado al espectador, intentando averiguar a qué época se refieren cada vez. Los diálogos consiguen ese mixto exacto entre humor y drama, ambos extremos rozan aquí el ridículo por resultar exagerados. En cuanto al reparto, está muy a la altura de las circunstancias. Cate Blanchett está fabulosa en su papel de neurótica chiflada y soñadora. Alec Baldwin y el resto de actores no se quedan atrás, interpretan tan bien que resulta díficil creer que alguna vez hayan encarnado a otros personajes.blue_jasmine_ver2[1]

La 57ª película de Allen está sometida a demasiada presión, conociendo los anteriores trabajos del cineasta. Empezó a demostrar su arte como cómico en pequeños locales donde también dedicaba su tiempo libre a la música, el clarinete exactamente. Años más tarde sorprendería introduciéndose en la dirección de largometrajes que protagonizaría repetidas veces, sobre todo al principio. Su primer bombazo fue Annie Hall, donde compartió cabecera con Diane Keaton, una historia sobre amor e inseguridades. Desde entonces en adelante, sus películas empezaron a teñirse con el color de la peculiaridad, la sorpresa y el toque personal de Allen, cuya aparición en escena ya suponía un factor de adoración o desprecio para la audiencia. Sus primeros trabajos no resultaban indiferentes nunca. Bananas o Coge el dinero y corre son claros ejemplos. Les seguiría una segunda etapa en su carrera, marcada por el estreno de Match point, una película extravagante pero bastante más comercial que las anteriores, tras ella vendrían otras como Scoop o esta última, que se dejan ver por un público más amplio y que suavizan la presencia de ese sello tan particular, entre otras cosas porque Woody ya dejó de salir en la mayoría de ellas o porque vuelve a su Nueva York natal.imagesCAI4KG3Y

¿Cómo se nota la impronta de Allen entonces? El título es una clara muestra de ingenio. Combina el nombre «artístico» de la protagonista con la canción que sonaba cuando ella y su ex marido se conocieron, Blue moon. La música, igualmente, es muy suya, piezas de jazz finas y acordes con el mensaje general de la cinta. «Aquellos maravillosos años condenados a desaparecer, como la buena música». El guión y los personajes también tienen identidad de Allen. Personalidades extremas, raras, ladrones disfrazados de magnates y, sobre todo, damas en apuros tremendamente seguras de sí mismas y totalmente débiles. Se juega con la paradoja todo el tiempo.

Este es un canto a las segundas oportunidades, a la posibilidad de reinventarse, algo que consiguen solo los más fuertes. Jasmine se parece a la parte más oscura y negativa de Scarlett O´Hara de Lo que el viento se llevó, obsesionada con su brillantez pasada y, sobre todo, con un hombre que nunca volverá y que no la deja avanzar. Su diferencia radica en que Scarlett se reveló temperamental y realista, mientras que Jasmine es la inestabilidad personificada, cuando parece que saldrá de su pozo, se hunde más. Igualmente, el tema de la unión familiar está muy presente, los tuyos son los tuyos y apoyarles es vital muchas veces. En ocasiones da la sensación de que ambas hermanas aprenden la una de la otra, después resulta que se han quedado tan limitadas y atascadas como al principio. Un homenaje a los intentos, fallidos o no, aunque no como el Woody Allen que permanece en la memoria de todos.

Cristina González Boyarizo

Periodista, redactora de la sección cultural en www.lasemana.es. Actualmente cursando Máster de Periodismo Cultural.

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