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Valentín Paredes: «Un país inculto es un país que no funciona»

Desde su debut en 1978 ha participado en películas como La vaquilla.

Un bar que visita frecuentemente el entrevistado le acoge una vez más. Nada más entrar tiene protagonismo el bullicio, pero en función se avanza por el interior del local, el silencio se asienta.

Ha trabajado con reconocidas estrellas como José Luis Berlanga, Garci o Marisol.

– Yo creo que he sido muy afortunado porque he trabajado con gente muy interesante y gente muy importante. Antes de El Pico 2, Los pecados de mamá y Buscando a Perico, mi primera aparición en el cine fue en La familia, bien, gracias, la tercera entrega de la saga que hicieron López Vázquez y Alberto Closas. Debutar así en el cine español…mi sueño se cumplió.

Haciendo memoria de su carrera cinematográfica, destacó una escena que realizó hace 35 años, y que, a pesar del tiempo, la sigue recordando como si fuera ayer: «Me seguía una grúa por las trincheras, estaba un poco agobiado porque dependía de mí que no fallara y que saliese todo de una vez, salió y esa escena mía es una de las míticas del cine español», hablaba de La Vaquilla.

Además de haber formado parte de exitosas películas como ésta, se ha sumergido en el mundo del cine independiente con Garantía Personal y Nos veremos en el infierno. De esta última asegura que solo estuvo en el cine una semana y afirma convencido que con el tiempo será un clásico. Ha asegurado que es muy difícil sacar adelante una película con poco presupuesto y le pide al Gobierno que ayude a que estos proyectos salgan adelante: «En los programas de todos los partidos la cultura ocupa el último lugar y la cultura, la educación y la sanidad es lo más importante para un país porque un país inculto es un país que no funciona».

El actor ha dedicado gran parte de su carrera al teatro. Sin embargo, confiesa no haberlo tocado desde hace años. La última vez que se le vio en un escenario corría 2011 con la obra Bailando con locos. Lo ha dejado al margen para centrarse en el cine. Este año se le podrá ver en proyectos internacionales, algunos como Cold light o Sin aliento ya se están rodando. «Los dos personajes que voy a hacer tanto con Carja como con el director americano son muy potentes, me llegan con una edad, preparación y con un físico de adulto, de señor, eso es bueno». El año que viene también empezará a trabajar en una serie para HBO que se rodará en Nueva York: «el tema es una mezcla de Friends y Sexo en Nueva York«. Ha adelantado que el nombre de la serie será una dirección, una calle y su número, como podría ser «calle Alcalá, 22».

Sin embargo, es probable que vuelva al teatro porque con él siente el contacto con el público: «Un actor se hace día a día en el teatro, para mí es donde más te realizas, pero es más difícil, más sacrificado porque tienes que estar todos los días con energía y ganas, tengas el estado que tengas».

P. ¿Cómo ve el hecho de que no hayan apoyado a Martin Scorsese para sacar adelante la película y que por ello haya recurrido a Netflix?

R. Yo no lo entiendo. Creo que se tiran piedras a sus propios tejados, yo creo que todo lo que sale en la pantalla con tanto esfuerzo sea de héroes, Marvel, Scorsese, Polansky, Tarantino… todo es entretenimiento, todo es cine y se hace para que la gente lo pase bien. Yo creo que esas polémicas están fuera de lugar.

P. En varias ocasiones se ha pronunciado en contra del sistema que sigue la Academia de Cine, ¿cómo lo estructuraría?

R. Yo soy miembro de la Academia desde el primer año que se fundó. A lo largo del tiempo he visto todo el cine español que se hace, todo el cine español que concursa a Los Goya y he llegado a la conclusión de que en los Goya triunfan las películas que tienen más difusión. Hay películas maravillosas que podrían estar nominadas, pero como no tienen difusión, una plataforma o una cadena grande ni tienen una productora potente, se quedan ahí, porque todos los años hay ciento y pico de películas y se habla de dos o tres. Todo ese cine se hace, pero no se ve. A veces ganan un Goya no porque sea el mejor trabajo de ese actor sino porque no han visto otro.

Un cura, un pintor, un político… muchos son los personajes a los que Valentín Paredes ha dado vida. Sin embargo, revela que los que más les gusta son los que tienen doble personalidad, personajes oscuros y fuertes. En concreto destaca a «El Tejas», su personaje de El pico 2- película en la que la el protagonista de la trama es la cárcel y la droga-. El actor comenta que «muchos eran chicos que consumían para rodar, hacían de ellos mismos. La vida les jugó una mala pasada, de esa película quedan muy poquitos». La cataloga como «una película emblemática» y también dejó inolvidables anécdotas: «Cuando me reconocían por la calle me decían ‘¿Tú te has curado?’ o ‘¿Tú cómo has salido?’ y yo les decía: ‘pues sí, me he curado’, ¿para qué te vas a poner a explicar que eres un actor…? Y eso me pasaba muchas veces».

Valentín Paredes nació el 13 de noviembre de 1955 en un pueblo de Badajoz, Manchita. Allí vivió de pequeño viendo películas en el cine de verano e invierno que instalaban en una plaza de la localidad. «En septiembre del año pasado me llamó el alcalde de mi pueblo, me dijo que ponían mi nombre a la plaza donde yo descubrí el cine y decía ‘Yo quiero salir ahí, en la pantalla’ y al final el sueño se hizo realidad. Estoy muy orgulloso, muy contento y muy feliz. Fue muy emotivo».

P. Hay mucha gente que está deseando ser actor. ¿Qué consejo le darías a aquellos que sueñan con ser actores?

R. A mí no me gusta dar consejos, pero yo creo que cuando tienes talento, te has preparado y tienes tesón, te llega de alguna manera. Yo pido paciencia, si les gusta que no tiren la toalla porque a veces es verdad que es tan demoledor que dices bah voy a otra cosa que tengo que pagar la luz, el piso… y mucha gente abandona, pero si de verdad les gusta y de verdad sienten el teatro y la interpretación, adelante, que tarde o temprano alguna oportunidad tendrán.

De su debut en 1978 hasta ahora ha pasado algún que otro verano. Inició su carrera en el teatro cuando tenía 23 años, una decisión de la que no se arrepiente en absoluto. “Pese a todas las zancadillas, los baches, todo lo que cuesta… al final volvería a hacerlo”.

La taza de café ya estaba vacía. Se acercaban las 13.00 horas cuando Valentín Paredes se levantó de aquella silla de madera situada al lado de la enladrillada pared que caracteriza al local madrileño. Se dirigió hacia la salida, adiós Pepita Pulgarcita, le faltó decir.

Andrea Fernández

Me gusta la combinación del cuarto poder y el séptimo arte. Pero también el teatro, los libros, el arte, la música... cuando faltan las palabras, es ella quien habla.

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