Los Goya, un cuarto de siglo

Ni los Oscar, ni los César, en España la calidad cinematográfica responde al nombre de un pintor, Goya. Este año nuestro cabezón de bronce cumple un cuarto de siglo. Con motivo del aniversario, la exposición Un Viaje al cine español: 25 años de los premios Goya dedica un homenaje a estos galardones centrándose en los films que obtuvieron el Goya a la mejor película. El público podrá disfrutar de este viaje fílmico hasta el 8 de enero en el Centro de Arte del teatro Fernán Gómez de Madrid.

 “Estaba deseando que viniera usted por acá, señoriitoooooooo!”. Bajo una reconstrucción de la fachada de la Fonda El Peluso una pantalla nos muestra en infinito bucle la escena en la que Don Arturo, actor de teatro de toda la vida, se enfrenta, sin éxito, a las dificultades de su primer papel cinematográfico. El actor, Fernando Fernán Gómez, el film, El viaje a ninguna parte, dirigida por el mismo intérprete. Este drama agridulce sobre un grupo de cómicos de la legua se convertía en el primer film en obtener, a la mejor película, el galardón más cabezón de las artes cinematográficas, el Goya. La fecha, el 16 de marzo de 1987. Desde aquel entonces han pasado 25 años llenos de anécdotas, de protagonistas y antagonistas, de peleas y reconciliaciones pero, sobre todo, de buen cine. La exposición Un viaje al cine español: 25 años de los premios Goya, organizada por Acción Cultural Española [AC/E] y la Academia de la Artes y las Ciencias cinematográficas de España, le rinde homenaje a la filmografía patria, en general, y a la gala de los Goya, en particular. Para ello cuenta con unas protagonistas de excepción, las cintas que, en las sucesivas galas, siguieron los pasos de El viaje a ninguna parte.

Un onírico paseo a través de El Bosque animado de José Luis Cuerda, la angustia de estar encerrados junto a Ana Torrent en el sótano de la facultad de Tesis o el placer de acompañar a Javier Bardem en la piel de Ramón Sampedro en su huida imaginaria, saltando por la ventana para sobrevolar los montes gallegos hasta llegar a su destino, el añorado mar.

Películas de múltiples géneros y temáticas que atestiguan la diversidad de tonalidades que derrocha nuestro séptimo arte, en el que conviven, entre muchos otros, peligrosos presos como Mala Madre (Celda 211), tres cómicos republicanos en apuros (¡Ay, Carmela!) o los peculiares personajes que han sido invitados a visitar la cárcel Modelo de Valencia por el Día Internacional del preso de conciencia (Todos a la cárcel).

Reproducciones de decorados, bocetos y fotografías muestran la evolución que ha experimentado nuestro cine en los últimos años trayéndonos a la memoria el trabajo de directores  consagrados  como Berlanga o Saura y de los más recientes como Achero Mañas o Jaime Rosales. Todo esto sin olvidarse de celebrar el salto del charco que supuso la conquista de los Oscar con películas de cineastas como Trueba, Almodóvar o Amenábar.

El sabor de boca que queda al acabar de ver la exposición es el de pura nostalgia fílmica acompañada de la tranquilidad de saber, que, pese a todas las dificultades, nuestro cine sí que viaja hacia alguna parte.

Imágenes de Andrés de Gabriel

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