Ya se ha convertido en un tópico el hecho de enlazar la actualidad con el mundo cinematográfico. Así como en navidad se dan a luz miles de películas adornadas con el espíritu propio de esta festividad, las elecciones estadounidenses que se celebran en noviembre no dejan indiferentes a los directores de Hollywood.
El cineasta Jay Roach se ha atrevido a parodiar, o al menos a intentarlo, las campañas electorales a través de dos personajes que luchan, sin pudor alguno, para conseguir el máximo número de votos en En campaña todo vale, estrenada en España en el mes de octubre.
La campaña se lleva a cabo en un distrito de Carolina del Norte, en el que Cam Brady, el candidato demócrata interpretado por Will Ferrell, se siente el ganador después de ocho candidaturas en las que no solía presentarse ningún oponente del Partido Republicano. Sin embargo, esta vez, en el último momento y por sorpresa de todos, Marty Huggins, hijo de un rico empresario encarnado por Zack Galifianakis, se decide a defender la política republicana con el objetivo de sorprender a su padre.
Ambos protagonistas son ya dos veteranos de este género cinematográfico. Ferrell, quien nos había llegado a sorprender con películas como Pasado de vueltas o Hermanos por pelotas, interpreta excesivamente su papel e impide que Galifianakis muestre sus dotes más cómicas como en Resacón en las Vegas.
En definitiva, la confrontación de dos personalidades en el marco de una carrera electoral puede resultar atractiva a simple vista. Sin embargo, la carencia de sorpresas en su desarrollo y el ridículo sentido del humor que suscita, supone que Roach, que en su día llegó a dirigir grandes comedias como Los padres de ella o las tres películas de Austin Powers, deje mucho que desear en En campaña todo vale.