The Lumineers

I want you es lo que debieron de decirles al grupo The Lumineers para poder publicar su álbum debut en diciembre de 2012. Y llegan pisando fuerte. Con más de dos millones de copias vendidas, será mejor que no dejes pasar la oportunidad de descubrir la sencillez de los pueblos americanos que no necesitan más que buena compañía y música para ser felices. 

Escuchar a The Lumineers, es transportarse automáticamente a un pequeño bar, en un pueblo de cuatro gatos si quieres, donde una joven banda suena por encima de los golpes de los vasos de Jack Daniel’s, el arrastrar de las sillas de madera y las conversaciones de un ambiente propio de las pequeñas fiestas de aldea, acompañadas, además, de la neblina de varios Marlboro encendidos a la vez.

Este trío, que comenzara allá por 2005 en Denver (Colorado), es una de esas grandes sorpresas actuales del country y el folck-rock que rompe con lo estruendoso de las grandes salas, para centrarse en la frescura y el tradicionalismo de la música a partes iguales. Birra en mano y codo en barra, marcando el ritmo con el pie o los dedos de manera espontánea.

Hasta 2012 no sacan su álbum debut, pero anteriormente ya se animaron a publicar los sencillos Ho Hey y Stubborn Love que fueron bien recibidos por el público.

Nada de macro fiestas. Sólo una guitarra (Wesley Schultz), una batería (Jeremiah Fraites) y un violonchelo (Neyla Pekarek) para llevarnos a ese antro en donde reposar el cansancio del día a día y disfrutar de una velada con los que más quieres.

Un álbum que habla de la juventud, como Flowers in your hair, de la familia en el tema Ho-Hey, o de un amor imposible en Big Parade. Algunas más rítmicas y otras para bailar pegados.

The Lumineers recuerda al Bob Dylan de Duquesne Whistle. Frases alargadas, rítmica y naturalidad en las letras, les han valido dos nominaciones a los Grammy (Mejor Artista Nuevo y Mejor Álbum Americano) y la incrustación como Banda Sonora en la película El lado bueno de las cosas.

Nos preguntamos ¿qué sería de la música sin estos grupos que vuelven la vista atrás para transportarnos a tiempos mejores? Desde luego, debemos reconocer que no hacen falta grandes complicaciones para encontrar la verdadera felicidad. Porque finalmente en lo más sencillo la podemos saborear.

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