‘Subcampeón’: el triunfo de fracasar con humor en la nueva apuesta de Libros del K.O.

Zuhaitz Gurrutxaga y Ander Izagirre con su libro 'Subcampeón'
El exfutbolista Zuhaitz Gurrutxaga y el escritor Ander Izagirre junto a su libro 'Subcampeón'

El exfutbolista de la Real Sociedad Zuhaitz Gurrutxaga publica una autobiografía en la que mezcla con éxito la comedia y el sufrimiento de sus años más traumáticos como profesional

Cuando se anuncia la publicación de la autobiografía de un futbolista, los cimientos de la literatura tiemblan. Uno podría cerrar los ojos, recordar al futbolista promedio realizando declaraciones vacías ante un micrófono e imaginar la pésima calidad de su obra escrita. En este sentido, Subcampeón, la obra que publicaron el pasado 30 de octubre el exfutbolista Zuhaitz Gurrutxaga (Elgóibar, 1980) y el escritor Ander Izagirre (San Sebastián, 1976) de la mano de la editorial Libros del KO, se desliga del prejuicio desde las primeras páginas.

Gurrutxaga e Izagirre en la presentación del 'Subcampeón' en la librería Alberti el pasado 18 de noviembre
Gurrutxaga e Izagirre en la presentación del ‘Subcampeón’ en la librería Alberti el pasado 18 de noviembre

En Subcampeón, Zuhaitz Gurrutxaga, canterano de la Real Sociedad que jugó en el primer equipo del 2000 al 2004, desgrana su vida en constante órbita en torno a lo que empezó siendo su pasión y acabó por ser su martirio, el fútbol. Sin dejar espacio para el pudor, el exfutbolista se atreve a relatar lo que muchos otros del gremio no se permiten decir frente a las cámaras, quizás por el escrutinio tan constante como cruel de la opinión pública. Gurrutxaga se muestra humano, y, por tanto, débil, vulnerable. Por eso, no duda en contar cómo sufrió en silencio su trastorno obsesivo-compulsivo, una enfermedad mental que en aquellos años era mucho más difícil de diagnosticar por la precariedad de la concienciación pública de entonces en lo referente a la salud mental.

Poco a poco, como si cada página del libro fuera un diminuto fragmento de un redoble fúnebre que nos arrastrara lentamente en el naufragio mental de su protagonista, Gurrutxaga detalla los momentos más ruborizantes de su carrera profesional en relación con su enfermedad mental: desde las manías casi discapacitantes que fue desarrollando progresivamente, hasta sus pésimas actuaciones en el terreno de juego, donde llegó a huir del balón debido a la incipiente ansiedad que le provocaba el terror al fracaso.

Portada del libro 'Subcampeón'
Portada de Subcampeón

Pero, pese a la crudeza de lo que relata, la virtud de la obra que Izagirre y Gurrutxaga han escrito a cuatro manos está en que no deja espacio para el melodrama. Gurrutxaga muestra su herida, pero lo hace sin miedo, sin vergüenza, con una sonrisa orgullosa en los labios, como si retara a fracasar más que él. Entre las páginas de Subcampeón, el guipuzcoano logra que lloremos de risa con unas lágrimas que nacieron de su propio dolor. Relata la cruda verdad de su vida, aquello que muchos otros profesionales del fútbol se han visto obligados a sufrir en un silencio solitario, afilado; pero, antes de que lo que acaba de confesar se asiente en la mente del lector en toda su rotundidad dramática, Gurrutxaga ríe, le quita importancia, casi obliga a acompañarle en su carcajada.

De esta manera, la obra resulta dinámica y ligera en su lectura. A esto también ayuda un estilo que, sin dejar de estar cuidado al detalle, es desenfado. En ocasiones, la obra ofrece la apariencia de una conversación entre amigos, o, incluso, de un monólogo, donde se puede entrever la reconversión profesional de Gurrutxaga como humorista tras su retirada del fútbol profesional.

Subcampeón se presenta a sí misma, por lo tanto, como una autobiografía de muy alta calidad, tanto por un contenido que rompe con unas injustas expectativas, como por un contraste entre drama y comedia hábilmente enhebrados que funciona a la perfección.

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