¿Está ‘Anyone But You’ inspirada en Shakespeare?

Sydney Sweeney y Glen Powell, 'Anyone But You'
Sydney Sweeney y Glen Powell, Anyone But You

La película ha devuelto las comedias románticas a la gran pantalla. ¿Será la recreación de un clásico la clave de su éxito? Esto es lo que no sabías sobre la rom-com del momento

Protagonizada por Sydney Sweeney y Glen Powell, Anyone But You (Cualquiera Menos Tú) ha demostrado que el público todavía acude al cine a ver este género. Y no solo acude, sino que llena las salas de todo el mundo. Desde su estreno en Estados Unidos, en diciembre del año pasado, la popularidad de la película no ha hecho más que aumentar.

La plataforma TikTok ha servido como escaparate para la cinta. Desde vídeos virales bailando en las salas de cine la «canción de la serenidad» (Unwritten) del protagonista, hasta cientos de usuarios afirmando que este estreno supone la vuelta de las grandes comedias románticas.

Grabada desde una perspectiva más moderna, Anyone But You logra capturar la esencia de una corta pero intensa historia de amor, en la que los protagonistas parecen ser el centro del universo. Bea y Ben son el prototipo perfecto para este ensamblaje de humor y romanticismo. Aparentemente hechos el uno para el otro (hasta sus nombres pegan), tras una noche juntos las circunstancias van a hacer que esta unión se complique un poco.

Su director, Will Gluck, Rumores y mentiras (2010), Con derecho a roce (2011), tiene experiencia en este tipo de películas. Parece conocer el secreto que despierta en los espectadores la chispa de «enamorados sin remedio» que nos hace creer y sentir estas sencillas tramas.

Sydney Sweeney y Glen Powell en el set de Anyone But You
Sydney Sweeney y Glen Powell en el set de Anyone But You

Unos protagonistas muy «románticos»

Aunque contar con dos actores reconocidos como Sydney Sweeney (destacó con su papel en Euphoria) y Glen PowellHangman» en Top Gun: Maverick) puede asegurar cierto nivel de éxito, ha sido la complicidad entre ambos lo que ha conseguido traspasar la pantalla. Además, no sólo la hemos podido ver desde nuestras butacas, también han dado pequeñas dosis de miradas y rumores previos al estreno de la cinta en entrevistas y alfombras rojas. De esta manera, han logrado aumentar la expectación por ver su relación, eso sí, en cámara.

Sydney Sweeney y Glen Powell en el set de Anyone But You
Sydney Sweeney y Glen Powell, protagonistas de Anyone But You

Mucho ruido y pocas nueces

No es la primera vez que el director Will Gluck se basa en un clásico de la literatura para crear una comedia romántica. En 2010, ya nos sorprendió con Rumores y mentiras, una versión moderna de La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne, protagonizada por Emma Stone. Ambas, muestran cómo la protagonista ve su vida afectada tras ser marcada como «fácil» y «adúltera».

En esta ocasión, lo ha vuelto a lograr. Anyone But You está inspirada en la popular obra de William Shakespeare Mucho ruido y pocas nueces. Benedicto y Beatriz se convierten en Ben y Bea en este rom-com que traslada a la modernidad la esencia de la comedia de 1598. Aunque la obra original se centra en la historia de Claudio y Hero, quienes planean casarse, Sydney Sweeney y Glen Powell convierten la trama secundaria en la principal, dando vida a Beatriz y Benedicto. Personajes que reencarnan el «de enemigos a amantes» a la perfección. Dos jóvenes que, a través del humor, la complicidad y el ingenio de sus amigos se enamoran profundamente.

Sydney Sweeney y Glen Powell en el set de Anyone But You
Sydney Sweeney y Glen Powell en el set de Anyone But You

“Shakespeare montó sus obras frente al público en el Globe Theatre hace 400 años, y este tipo de historias todavía son viables frente al público en las salas de cine hoy”, declaró Will Gluck. La película se ha convertido, gracias a ser un fenómeno viral, no solo en el retorno de las comedias románticas a las salas de cine, sino también en la adaptación de Shakespeare más exitosa de todos los tiempos.

Blanca Rodríguez González

Crea recuerdos, el sentido de la vida es tener historias para contar.
Deseando convertirme en una Donna Sheridan morena.

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