Roberto Saviano, el escritor italiano amenazado de muerte por la Camorra napolitana tras la publicación del best-seller Gomorra en 2006, decidió embarcarse en el mundo de la televisión junto al presentador Fabio Fazio para conducir a cuatro manos el programa Vieni via con me (Vente conmigo en castellano) en la cadena estatal RAI 3. El polémico show tuvo cuatro episodios a finales de 2010, y los guiones de éstos originaron el libro de mismo título editado hace unos meses por Anagrama.
En los nueve capítulos en los que se divide, Saviano conforma un retrato de la Italia actual que ahonda en algunas de las muchas heridas que afligen al país. Desde la cuestión de la mafia, tema principal, hasta el terremoto de L’Aquila en 2009, pasando por la hipocresía del mundo eclesiástico y un llamamiento al patriotismo y la unidad nacional.
El napolitano demuestra dominar la escritura efectiva, y a través de unos textos simples, basados en historias reales, cercanas, logra atrapar al lector inmediatamente y hacerlo partícipe de su causa. Saviano vive con escolta y no lleva una vida normal, pero aún así, con este libro hace gala de un entendimiento y un compromiso para con la sociedad que dan un valor añadido a sus palabras. Un hombre que por defender unos ideales no puede tener una existencia común pero que al mismo tiempo no desfallece en el intento de cambiar su país o, al menos, abrir los ojos a los italianos para que comprendan la podredumbre que les rodea.
Vente conmigo tiene un marcado carácter divulgativo, y quizás ahí radica su principal defecto. Pretende ser tan asequible y fácil de entender que en ocasiones da la sensación de coquetear con el sensacionalismo y la sensiblería barata. El autor tiene un estilo muy definido que corre el peligro de agotarse pronto, al menos a los ojos de aquellos que también han leído Gomorra (de hecho, muchos de los capítulos de este libro podrían haber formado parte del aclamado best-seller).
En definitiva, Roberto Saviano ha salido bien parado de su experimento televisivo, pues el programa tuvo una audiencia considerable, pero esperemos que sus textos no se contagien del lenguaje de la caja tonta de cara al futuro.