Reírse MUY FUERTE

Miguel Noguera, en pleno Ultrashow

¿Se imaginan que se pudiera destilar el humor? Meterlo todo en un alambique, desde el gag más absurdo al humor  más negro y cabrón. Sí,  también chistes de Lepe y monólogos gafapastas, no hay que dejar nada fuera. Eso se calienta muy fuerte, mucha llama, decantación, químicas raras, y cuando todo lo accesorio se evapora queda ahí algo chungo, muy duro y concentrado. Orujo de humor, del que quema en la garganta. Eso es el Ultrashow.

 

Cristo Mal, imagen de un Ultrashow y del libro UltraviolenciaEl alambique que destila este humor es la cabeza de un tipo raro llamado Miguel Noguera. El Ultrashow es una garrafa de lo que va decantando, pero no toda de golpe, claro: se sirve en chupitos. Cada vasito es una idea, una coña a 95% de saturación, humor puro. No hay hilo conductor entre idea e idea, a veces ni dentro de ellas mismas existe narración. El propio lenguaje queda reducido a la mínima expresión, cargándose para ello de enumeraciones y asíndeton, e incluso en ocasiones siendo sustituido por imágenes (¿hace falta alguna explicación del Cristo Mal?). Pero un momento. Dijimos humor puro. ¿Qué es ese 5% que le falta a todo esto? La ornamentación: Noguera reduce el lenguaje a la mínima expresión, sí,  pero cuando una idea le estira se regodea en ella, la quema con su estilo casi literario, expresivo, pretendidamente seco, hasta dejar los posos.

Existe también la versión orujo-miel: el Ultrashow cantado. Parece que entra mejor, ¿no? pues deja el estómago igual de mal. Ídem con la versión impresa, Ultraviolencia, editada por Blackie Books. Si lo tuyo son los monólogos con Coca Cola Light te recomendamos que pruebes con esto. Puedes volver a tu casa llorando cuando quieras.

 

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