Puentedey, el pueblo erigido sobre un puente

El puente sobre el Río Nela
Cueva de Puentedey

Puentedey fue elegido el pueblo más bonito de España hace unas semanas. Una pequeña villa de Burgos, llena de casas solariegas construidas con roca caliza. Este pueblo es único, no solo por sus calles llenas de casas blasonadas o por sus edificios medievales perfectamente conservados gracias a la restauración de alguno de ellos, sino por la gran peculiaridad que posee. En sus entrañas fluye el río Nela, que horadó un puente natural en la roca viva durante millones de años. En el presente, vigilantes sobre este viaducto, se encuentran sus vecinos y sus viviendas.

Un escenario de película

El norte de Burgos, colindando con Cantabria, tiene uno de los paisajes más bonitos y singulares que se puedan ver en España. El clima húmedo del norte costero y el seco de la estepa burgalesa se unen para construir un escenario de película. Alguna que otra se grabó allí. Una gran serpiente de piedra encajona sus pueblos dentro de cañones, con la vigilancia constante de buitres y otras aves de rapiña. Las cuevas se esconden por todo el camino hasta Puentedey, debido al terreno kárstico de la zona. He aquí un pequeño apunte: el karst se produce por una disolución indirecta de carbonato cálcico, que, si os suena del colegio, es el mismo proceso con el que se dan forma las estalactitas y estalagmitas.

Pero volvamos a lo que nos atañe, al embrujo de Puentedey. La bóveda que recorre el corazón del pueblo es lo primero que se ve al llegar, siendo esta una villa pequeña. Nada más bajar del coche, uno se puede maravillar con el primer vistazo, se saca herramienta de captación de luz y se inmortaliza el momento. Después os dais cuenta de que el pequeño río os invita a caminar a su lado, por el sendero atravesado por la gran arcada tallada por el agua, y lo recorréis, con los ojos divididos entre agua y techo.

Roto ya el encantamiento que os mantiene hipnotizados, es indispensable conocer el resto del pueblo. Parte de él, reformado para entrar en la lista de pueblos más bonitos de España. El camino os obliga a alzar la barbilla, no sólo para disfrutar de las vistas, sino por lo empinado del recorrido. En la cima, el Palacio de Brizuela aguarda pacientemente la llegada de las miradas y, junto a los edificios de su alrededor, sirve como un salto al pasado. El potro, el horno, los bolos: todos ellos restaurados para otorgarnos la mirada al pasado que buscamos en los pueblos. Una visita rápida con mucha historia por detrás.

La luz juega un papel clave

Dependiendo de la hora a la que se llegue, el encantamiento será mayor. En el atardecer, la luz juega un papel clave, si se ve en el ocaso, los rayos se reflejan en el agua bañando las paredes de la pequeña cueva. Iluminando de sombras las paredes cavernosas con las ondas que luchan entre sí por salir de las paredes. Es el momento en el que se atisba la belleza singular de este pueblo.

Adrián González Sebastián

Escribo y hago fotos en Cultura Joven

Deja una respuesta

Your email address will not be published.