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Paloma García López: «Nuestra moda quiere ser atemporal»

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Esta mañana Cultura Joven se ha acercado a The Circular Project Shop, el primer espacio de moda sostenible de Madrid. El nombre de la tienda hace alusión al ideal de economía circular que apuesta porque la materia prima no sufra demasiado en su transformación, tenga una vida útil muy larga y al final, en su descomposición, sirva de alimento a la naturaleza.
Así es como entiende la moda Paloma García López, fundadora de The Circular Project Shop en diciembre de 2014, y de la marca de moda El Sinvivir. Junto a Oriol. R. García, diseñador de la marca eco masculina Sense Nu, conviven en este espacio las funciones de tienda y taller que favorecen el alcance de diseños exclusivos desde lo sostenible. Cerca de las diez y media, en el número 22 de la calle Ventura Rodríguez, Paloma abre las puertas verdes de madera envejecida para contarnos, con pasión, toda la filosofía de su proyecto.

Cultura Joven: ¿Qué es The Circular Project Shop?
Paloma García López: Es la unión de muchas pequeñas iniciativas individuales. En The Circular Project Shop se alojan prendas de diseñadores de distintas partes de España. Es un espacio donde se promueve y se da a conocer la moda sostenible.

CJ: ¿Qué conceptos definen a la moda sostenible?
P.G:  Es moda realizada con tejidos orgánicos y que también engloba un proyecto social en que se garantizan unas condiciones laborales dignas para el trabajador. Casi todas las marcas que están aquí en la tienda agrupan proyectos que dan trabajo a personas que están en riesgo de exclusión social: parados de larga duración, discapacitados…

CJ: ¿El uso de tejidos orgánicos va asociado siempre al principio de Comercio Justo?
P.G:  Casi con toda seguridad, sí. Porque cuando alguien decide hacer moda a base de tejidos orgánicos, con lo complicado que es todo el proceso y más en España donde no hay producción orgánica, es garantía de que se ha luchado por buscar una armonía entre el entorno, el trabajador y el medio ambiente. La sostenibilidad también abarca aspectos como la producción local. Lo que se persigue con este tipo de iniciativas es lo contrario a la producción en cadena de las grandes marcas.

CJ: Ha mencionado que en España no hay producción orgánica, ¿cómo se consiguen los tejidos?
P.G: Todos los tejidos se están consiguiendo ahora a través de Portugal, Turquía, India y alguna producción del norte de Europa. En España no se produce lo suficiente como para poder abastecer al mercado nacional y, además, resultaría muy caro, porque son cultivos no intensivos a muy pequeña escala.

CJ: ¿Es un lujo el consumo de moda sostenible? ¿Está preparada a nivel adquisitivo la sociedad española para ello?
P.G: El objetivo es que el producto final tenga un precio cada vez más razonable. El tipo de prendas que tenemos aquí, aparentemente se puede encontrar en las tiendas del centro de Madrid. La diferencia es que todos los productos de The Circular Project Shop están libres de tintes químicos y mezclas sintéticas. Son artesanales y de diseño español. Al final la relación calidad-precio compensa. Son ediciones limitadas que se venden a unos precios bastante competitivos.

CJ: Si en España no hay producción orgánica y el coste es relativamente elevado ¿cómo os las arregláis? ¿De dónde se obtiene el apoyo para la producción de moda sostenible?
P.G: Cediendo terreno y haciendo un esfuerzo leonino. Ahora mismo nos apoyamos los unos a los otros. Son apuestas de gran inversión personal, pero entiendo que los comienzos tienen que ser así para fortalecer los cimientos y poder «hacer ruido». Hemos aparecido en muchos medios, a pesar de que hay cierta resistencia a hablar de este tipo de iniciativas. Estamos haciendo moda slow-fashion que está en contraposición con los ritmos de consumo de la fast-fashion que promueven las grandes industrias y que están al poder.

CJ: ¿Qué persigue la slow-fashion?
P.G: Un cambio de mentalidad. Es el futuro. No podemos seguir consumiendo de la manera en que estamos consumiendo. La capacidad de regeneración que tenía el planeta ya no existe. Lo único que podemos hacer es frenar, de ahí lo de slow. Se necesita humanizar el proceso y tomar un contacto más directo con la naturaleza y las personas.

CJ: ¿Hay algunos tejidos que por su naturaleza no puedan ser sostenibles y, por tanto, queden excluidos de este tipo de moda?
P.G: Sí, todos los derivados del petróleo, por ejemplo. Personalmente intento que todos los productos de la tienda sean sostenibles y estén realizados a base de tejidos orgánicos. Los pocos que están fabricados a base de un tejido convencional, aunque de alta calidad, están aquí porque están produciendo de manera sostenible: a través de una producción local y una recuperación de talleres importante. En el momento en el que se reutilizan los materiales también se hace moda sostenible.

CJ: ¿Puede ser perjudicial para la salud usar prendas que no procedan de tejidos orgánicos?
P.G: Sí. La mayoría de la ropa que usamos es sintética, es decir, que tiene sustancias derivadas del petróleo. Al estar 24 horas con la ropa puesta, la prenda está en contacto continuo con nuestra transpiración, lo que provoca que las sustancias afecten a nuestro metabolismo y actúen como disruptores hormonales. Depende de cómo el organismo lo asimile, esto puede dar lugar a alergias, dermatitis, enfermedades de origen desconocido e incluso cáncer.

CJ: Es sorprendente que con todas estas contraindicaciones no haya una conciencia más generalizada acerca del tema ¿A qué se debe?
P.G: Sí, efectivamente. Desde la revolución industrial hasta ahora nos metimos en un proceso de producción y de consumo salvaje. Con idea de promover el consumo comenzaron el marketing y la publicidad para crear unas necesidades que al fin y al cabo no teníamos. Este modelo ha llevado a producir y consumir de la manera más barata posible sin tener en cuenta la agresividad de los materiales. La industria textil ahora mismo es una de las que más contamina y donde mayores índices de explotación se dan, tanto infantil como de mujeres.

CJ: ¿Ha habido alguna propuesta a nivel institucional por parte de organismos que defiendan la slow-fashion?
P.G: Sí. El viernes pasado se conmemoró a nivel mundial el segundo aniversario del derrumbe del Rana Plaza en Bangladesh y se organizó el movimiento global Fashion Revolution Day para sensibilizar a más gente sobre este tema. La moda sostenible, la slow-fashion, llevaba muchos años movilizándose en el norte de Europa, pero a raíz de esta desgracia han irrumpido con más fuerza campañas como Detox de Greenpeace.

CJ: Acaba de mencionar el norte de Europa, ¿hay alguna ciudad que sea modelo en este tipo de iniciativas?
P.G: Berlín es el foco principal. Los dos eventos de moda sostenible más relevantes tienen lugar en Berlín: Ethical Fashion Show Berlin y Greenshowroom. En ciudades como Ámsterdam también se celebran encuentros importantes. Hay mucha más concienciación en el norte de Europa. Se aprecia incluso cuando vienen los turistas a la tienda e inmediatamente saben de lo que les estoy hablando.

CJ: ¿Cuántas marcas sostenibles hay en la tienda y cómo han llegado hasta aquí?
P.G: Ahora mismo hay veintiséis proyectos de distintas partes de España. Lancé la propuesta en el grupo de Slow Fashion Spain, al cual pertenezco, diciendo que iba a abrir un espacio de este tipo en Madrid y que aquellos que estuviesen interesados se pusiesen en contacto conmigo. Inmediatamente me encontré desbordada. En ese momento no era consciente de que iba a ser la primera tienda en Madrid de estas características y fue al hablar con cada una de las marcas cuando me enteré de la necesidad urgente de un espacio como este. Abrimos hace cuatro meses, en diciembre del 2014, y el balance es estupendo.

CJ: Dentro de esos veintiséis proyectos está su marca personal, ¿cómo surge El Sinvivir?
P.G: Estuve catorce años trabajando en una multinacional pero con la nueva reforma de empleo me despidieron. Al tratarse de un despido declarado como improcedente, pude conseguir una indemnización con la que mantenerme y poder crear mi marca El Sinvivir. La relación con el mundo de la costura me viene desde pequeña: mi abuela, mi tía y mi madre fueron modistas. Comencé a estudiar moda pero al final me decidí por el periodismo.

CJ: ¿Cuándo decide lanzar El Sinvivir a la venta?
P.G: Empecé por internet con un blog InicioyEnter en el que fui anunciando poco a poco mi idea de crear camisetas que a la vez tuvieran un contenido sostenible detrás. Cuando lancé definitivamente la colección en diciembre del 2013 me di cuenta de que las marcas que optamos por este tipo de apuestas lo teníamos muy difícil porque no había ninguna infraestructura que lo facilitase. El cara a cara es fundamental para difundir este tipo de proyectos. Fue entonces cuando me decidí a abrir un año después The Circular Project Shop.

CJ: ¿Cuál va a ser la tendencia este verano?
P.G: La tendencia es lo sostenible y lo sostenible es que no hay tendencia. Nuestra moda no es estacional, nuestra moda quiere ser atemporal: el armario de la abuela. Nuestras abuelas tenían ropa en su armario que les había durado mucho tiempo y que tenían un corte impecable. Por eso se dice que la ropa más eco es la que se tiene en el armario y, si se opta por comprar algo nuevo, hay que informase de dónde procede, en qué condiciones laborales y con qué materiales. La moda sostenible se guía por gustos y diseños, no por estaciones.

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The Circular Project Shop

C/ Ventura Rodríguez, 22  

28008 Madrid

Teléfono 913 40 89 38

Descarga la APP aquí

 

 

Marina Fernández Maestre

Arquitecta, apasionada del periodismo y amante del mundo de la cultura. De espíritu inquieto, movido siempre por la filosofía de descubrir, conocer y aprender viajando por todo el mundo. Mi ideal en la vida, seguir creando nuevos proyectos.

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