Oh Happy Day!

Magdalenas de dulce de leche, galletas decoradas con originales dibujos, enormes tartas de colores… si te gustan los dulces típicos americanos no hace falta que cruces el charco, en el mítico barrio de Malasaña encontramos Happy Day, una pastelería capaz de hacerte sentir como en una película gracias, no solo a sus productos, sino también a su decoración al más puro estilo neoyorkino.

 Todos los productos que venden suenan y saben distintos. Desde brownies, hasta enormes trozos de tarta, pasando por las famosas cupcakes (mini tartas decoradas con glaseado o virutas), todos ellos son elaborados a diario siguiendo la receta tradicional (sus propietarias viajaron a Nueva York para hacer cursos de repostería). Si lo que prefieres es algo salado, también son especialistas en bagels, una especie de rosca de pan relleno de salmón o de crema de queso. Pero la oferta no queda ahí, si te gusta coleccionar envases de productos antiguos aquí puedes encontrar  latas de refrescos típicos americanos, botes de mantequilla de cacahuete e incluso la famosa sopa Campbell en su bote original (sí, ese que inmortalizó Andy Warhol).

Esta original bakery no es solo un reclamo por sus productos, sino por la capacidad de crear un ambiente adecuado en torno a ellos. El local, cuyas paredes están envueltas en papel de mariposas, consigue trasportarte al Nueva York de los años cincuenta gracias a la música y al mobiliario (rescatado del pasado para crear un espacio tierno y acogedor).

El lugar elegido para situar la pastelería no podía haber sido otro, Malasaña, uno de los barrios más variopinto y cosmopolita de Madrid. Sin duda, el elemento que pone la guinda a este viaje por el tiempo y el espacio hasta el Nueva York de hace más de medio siglo.

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