Aunque generalmente se asocie un museo a un palacete, hay grandes salas de exposiciones y centros culturales cuyo edificio es un antiguo hospital, como el Museo Reina Sofía, o un antiguo cuartel militar como en el caso del Centro Cultural Conde Duque. Cada vez más, los habitantes de las ciudades están viendo cómo algunos de sus edificios históricos, cuyo origen era industrial, están pasando a convertirse en centros culturales. Dos claros ejemplos de este fenómeno son la Tate Modern de Londres (remodelada en el año 2000) y Caixa Forum Barcelona (antigua fábrica textil, cuya reforma se inauguró en el 2002).
Este movimiento puede tener su origen en la toma de conciencia sobre la preservación de un patrimonio industrial en peligro de abandono o demolición. Aunque es posible que no se haya considerado “alta arquitectura”, a día de hoy se valoran como muestras de la industrialización y buenos espacios para la cultura.
En Madrid esta tendencia también está claramente en boga. En la capital se puede disfrutar de varios espacios de este tipo que, además, han recibido premios tanto nacionales como internacionales. El gran estandarte de este tipo de arquitectura industrial «reutilizada» o «transformada» es la zona de Matadero Madrid. Situado en el distrito de Arganzuela, se trata del antiguo matadero y mercado de ganados (construidos entre 1908 y 1928), una infraestructura de más de 165.415m2, y que se mantuvo en uso hasta finales de la década de los 90.
Ya a finales del siglo XX algunas de estas naves, en particular las que en un pasado fueron los establos de vacuno, se convirtieron en las sedes de la Compañía Nacional de Danza y el Ballet Nacional de España. En el año 2005 el Ayuntamiento de Madrid decidió remodelar todas las instalaciones con el objetivo de crear un centro de apoyo a la creación contemporánea, pero siempre respetando sus características fachadas de ladrillo visto y piedra.
En 2007 se inauguraron las primeras remodelaciones de algunos de los pabellones de este complejo. Actualmente, aunque es posible que este espacio no se haya explotado tanto como debiera, se ha convertido en un complejo cultural imprescindible en la capital, en el que hay hueco para todo tipo de arte. El diseño, la danza, el teatro, el cine o incluso la literatura (Casa del lector), todos tienen representación en este complejo arquitectónico.
Otros de los espacios industriales cuyas instalaciones se han «reutlizado» en los últimos años y que destacan, tanto por su calidad arquitectónica como por su inclusión en la vida madrileña, son CaixaForum y Medialab-Prado.
El primero de ellos, CaixaForum Madrid, se sitúa en la antigua Central Eléctrica del Mediodía, inaugurada en 1901 y que antaño abastecía a todo el sector sur del casco antiguo de Madrid. Durante años fue un edificio abandonado y aprisionado entre todos los edificios, impidiendo poder disfrutar de esta construcción.
La remodelación, inaugurada en el año 2008, corrió a cargo del reconocido equipo de Jacques Herzog y Pierre de Meuron, ganadores del premio Pritzker de arquitectura y que, por ejemplo, ya fueron los encargados de la transformación del edificio de la Tate Modern de Londres. Desde entonces, CaixaForum Madrid dispone de más de 2.500 metros cuadrados destinados a salas de exposiciones, además de un auditorio, y varias salas para actividades. Convirtiéndose así en un centro de referencia en el mundo cultural madrileño por sus exposiciones, conferencias y todo tipo de actividades.
Un poco más diferente es el uso que se le está dando a la antigua Serrería Belga, ahora conocida como Medialab-Prado. Este espacio que se encuentra junto al edificio del CaixaForum Madrid está más bien proyectada para convertirse en un laboratorio ciudadano de producción, investigación y difusión de proyectos culturales. Un lugar donde se puedan explorar las diferentes formas de experimentación y aprendizaje colaborativo que han surgido a partir del boom del mundo digital.
Las instalaciones inauguradas en 2013 están compuestas por dos elementos bien diferenciados: por un lado la estructura de la antigua serrería, una de las primeras construcciones madrileñas en las que se utilizó el hormigón armado y cuya fachada clasicista se ha mantenido, y por otro lado La Cosa, conexión entre las diferentes naves. Una rehabilitación reconocida con el premio de la XII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo o el Premio COAM 2013, entre otras distinciones.
En la capital hay, además, otros lugares como la Tabacalera, situada en Embajadores, que actualmente alberga dos espacios diferentes. El primero de ellos es Tabacalera. Promoción del Arte, gestionada por el Ministerio de Cultura Educación y Deporte, y que lleva a cabo un programa permanente de exposiciones y actividades relacionadas con la fotografía y el arte contemporáneo. Por otro lado, parte de esta antigua fábrica de tabacos está cedida al Centro Social Autogestionado La Tabacalera de Lavapiés. Asimismo, la Biblioteca Regional Joaquín Leguina (Delicias) que es la antigua fábrica de Cervezas El Águila, también es otro ejemplo de esta arquitectura industrial «reutilizada».
Uno de los últimos proyectos de este tipo presentados en Madrid es el de la antigua Estación del Norte (que se sitúa junto a la Estación de Príncipe Pío y que llevaba más de 20 años abandonada), transformada ahora en un teatro y un centro de creación artística. Y es que remodelar espacios industriales está claramente de moda, sobre todo, porque es una forma de dinamizar algunas zonas de Madrid y, además, de mantener y conservar espacios que no nos hagan olvidar la historia de nuestras ciudades.